Cartas al director

Con el PSOE de Pedro Sánchez ¿negociar qué?

Cuando en realidad ya están gobernando con Podemos, en Comunidades y Ayuntamientos de todo el país a los que pretenden sumar hoy, los separatistas catalanes y vascos, mientras tanto los gallegos, valencianos,  navarros y de Baleare, ya hacen cola también para sumarse al tsunami que está ensayando Cataluña para asaltar España y convertirla en una nación de naciones como es el deseo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, para llevarse por delante el progreso, la paz y supervivencia de cuarenta años de democracia.
Esta es la realidad que pretenden ocultarnos los malabaristas zurdos que tomaron por asalto, casi todas las televisiones y medios de comunicación, para mañana, tarde y noche, tratan de ocultarnos sus tenebrosas historias del pasado y con recuerdos perturbadores del presente, y sobre todos ellos, quieren construir nuestro futuro hoy, exigiéndonos como consuelo y terapia, un silencio cómplice. Quieren globalizar sus disparates zurdos, que sirven para todo, para un roto y también un descosido, que se lo pregunten a Donald Trump, que es hoy una víctima más de los herederos de Allende y Fidel Castro, con sus tenebrosas andanzas que justifican hoy, con sus falacias y falsas promesas, mientras el defiende a ultranza las bases ideológicas, conservadoras, americanas con su América para los americanos, mientras su pueblo observa perplejo, a una prensa desbocada y enemiga de su progreso en libertad, el que hoy ya observan recuperado y están disfrutando, por la valentía y compromiso de su presidente, para enfrentar los apaños fraudulentos y las arremetidas desesperadas de los falsos profetas progresistas, anclados en las tinieblas de sus miserias comunistas y con el disfraz de socialismo del siglo XXI incluido.
España está atrapada en un laberinto peligroso y destructivo, su clase política perdió el rumbo y ya vive desfasada, atrapada y secuestrada, los unos empeñados en destruir nuestro sistema democrático y los otros rumiando, en el falso relato inducido por el diálogo impostor de la izquierda que llevó al Partido Popular  hace años al trágala, con cordón sanitario incluído, para hacer de alcahuete. Pero de repente apareció Vox con voz propia  libre de complejos, cobardías y apaños politiqueros, ofreciéndole a sus votantes, defender su voto ideológico de derechas, sin ataduras ni ambigüedades de conveniencia. Todo ello molesta y de que manera a una clase política acostumbrada al fraude y la mentira, para llegar a gobernar, sin convencer y de espaldas, a la realidad del pías. Tal vez la aparición y repunte actual de Vox, ya puso nerviosa a la izquierda, acostumbrada a su imposición y doble moral, pero también a una parte del PP, que tiene tiempo entregado a los placeres de un centro virtual y ramplón, que sirvió para todo inclusive a cobijar a corruptos y traidores, para guardar silencio cómplice, ante las andanzas de una izquierda opresora que pretende traicionar la transición del 78 y sueñan con convertirnos en una nación de naciones o un federalismo asimétrico y destructor.
Los ataques displicentes y fuera de contexto constitucional, hacia Vox están dirigidos hoy por una banda izquierdista, desquiciada y echada al monte con los separatistas y sus mariachis comunistas. A ellos también se suman hoy quienes dentro del PP se resisten a la nueva estrategia regeneradora que ya inició Pablo Casado  y su equipo, conscientes de que en las filas de Vox, están de paso, quienes ayer se sintieron despreciados y humillados, por una dirección de su Partido Popular entregada a los placeres de malabaristas y traidores internos, los que aparentaban combatir, viendo para otro lado, hoy ensayan algo nuevo que ofrecernos, otro pacto de los montes y abrazado el mismo lobo, ya hoy asomando las orejas y como consuelo nos ofrecen que nos dejemos devorar por este que Viva Vox.
Miguel de Cervantes escribió en su día: Aquí mi desdicha  no mi cobardía, se llevó mis alcanzadas glorias, aquí usó la fortuna conmigo de sus vueltas y revueltas, aquí oscurecieron mis hazañas, aquí finalmente cayó mi ventura para jamás levantarse...