Cartas al director

El camino de la derecha será unirse para cambiar o morir en el intento

Sin ninguna duda, no hay otra. Tal ve las circunstancias le obliguen a cambiar el chip opositor y las formas de hacer política de calle, abandonando complejos y cobardías, que lo alejaron de sus raíces fundacionales y crearon en su seno, una indiferencia y dejadez contagiosa, que lo alejaron de sus compromisos electorales, que redundo en pérdida de confianza de sus electores, precisamente ello, nos llevó a este tsunami  que hoy está en plena evolución y deberemos superarlo de forma  inmediata  si queremos recuperar lo extraviado. Esta ardua tarea le fue encomendada al nuevo líder del PP, Pablo Casado y su equipo directivo, y como prioridad inmediata tiene el no confundirse de adversario, ya que este no es ni Cs y mucho menos Vox. 
Los dos albergan en sus entrañas a muchos de nuestros antiguos votantes que desorientados, humillados y despreciados, huyeron del PP, ante el concubinato, oscuro y cómplice con el PSOE y sus mariachis, observando la mirada extraviada y  a veces cómplice de muchos dirigentes a la hora de defender nuestros proyectos y valores ideológicos, de derechas en la calle. Quizás su centro mágico funcionó como refugio para todo, incluyendo su  habilidad par ala introducción clandestina de tránsfugas y corruptos, que sin ideología afín y faltos de moral y ética, tomaron por asalto el PP. De aquellos polvos, estos lodos, que obligados  estamos a clarificar y corregir de inmediato.  Si de verdad queremos liderar a la oposición de derechas y rescatar lo que hoy está en peligro nuestra patria.
Rescatar al PP de esta maraña de cómplices, que algunos pretenden seguir validando, con su centro mágico, que les sirvió para todo, a sabiendas de las consecuencias negativas que ello acarreó para nuestra organización,  mientras, de forma obstinante, se ataca a Vox, sin tregua y cuartel, haciendo comparsa  con separatistas y sus bandas de izquierdas. Si no clarificamos y rectificamos inmediatamente, este burdo comportamiento, nos pasara factura. ¿Cómo vamos a unificar las derechas, atacándonos mutuamente? 
Ello nos conducirá irremediablemente a su abismo y con soga incluida. Lo que ellos nos están vendiendo hoy, mañana, tarde y noche.
Es hora de recordar aquella aplastante victoria del PP en el 2011, con 184 diputados y mayoría absoluta que no supimos administrar y menos dar respuesta al desbarajuste ideológico y populista que Zapatero nos dejó como herencia maldita. Lo primero que hizo Rajoy fue convalidar aquellas aberrante leyes que es su mayoría eran instrumentos politiqueros para devolvernos al tenebroso pasado del Frente Popular y revivir las aspiraciones políticas de separatistas catalanes y vascos. Aquí cabrían aquellas palabras bíblicas "No solo de pan vive el hombre". 
Todo el empeño de aquel Gobierno fue el rescate económico y ni siquiera ello se hizo bien. El triste y lamentable espectáculo vivido nacionalmente tanto con la Preferentes y con las Subordinadas. Esto dejó un sabor amargo en el PP,  la inmovilidad que se vivió los dos primeros años de Gobierno y la falta de una dirección política para atajar aquella avalancha de quejas y reclamos, que nos alejó de quienes en nosotros habían confiado, mientras algunos de nuestros dirigentes veían para otro lado o estaban muy ocupados en sus negocios turbios.
Si no somos capaces de apartar los corruptos y tránsfugas para devolver el partido a la realidad que nos marcaron nuestros fundadores, nos estaremos entregando irremisiblemente a los placeres y locuras de una izquierda separatista sin patria y rumbo, cuyo destino final es acabar con nuestra democracia y su progreso en libertad para instalar aquí en España una réplica de la República Bolivariana, lo que hoy intentan poner en marcha con su viaje al abismo revolucionario del nuevo Gobierno Frankenstein. 
Cuyo ejemplo más visible es hoy la Venezuela actual y Cuba, su meca para el adoctrinamiento comunista. De la oposición unida y leal de las derechas dependerá su materialización y el destino de nuestra patria.
"La democracia será siempre un refugio para la convivencia de los pueblos, lo que no podrá ser jamás, el cómplice necesario de quienes en ella no creen pero la utilizan para llegar y someterla a sus atajos y vilezas, para inmediatamente perpetuarse en el poder y destruirla" (Jaques Maritaine)