Cartas al director

Luchen por su libertad, no hay mayor tesoro

Pues los mercenarios adalides contra la opresión y la libertad están mudos, ante la flagrante barbarie en Venzuela y Nicaragua por temer perder su gran soldada. Ésta faculta a sus mecenas comunistas a tener bula para someter pueblos. Mercenarios y feministas se venden al mejor postor. Por eso, ellos seleccionan el régimen a condenar y ellas condenan el acoso a las mujeres afines a su secta, las demás pueden ser vejadas e incluso, impunemente, partirles la nariz.
Recuerdo a los venezolanos un pensamiento de José Martí, "Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan. Incluso.
Días pasados, el abyecto, inicuo y engrupido Maduro dictó medidas económicas nada halagüeñas para los ciudadanos. Qué esperar, si Zapatero y podemitas lo asesoran.
Una de ellas es, aumentar el salario mínimo en 35 veces.  Con ello y por ensalmo, la súper inflación, el gran endeudamiento, la carencia de productos básicos,  la miseria y la restricción de combustible rematarán dando paso a una bonanza económica que zanjará el éxodo, en época de paz, de millones de venezolanos. Los traidores dirigentes venezolanos dicen luchar por el bien de los ciudadanos. Sólo su mala sombra convierte su afán por el bien en mala fe e incapacidad para gobernar. Aunque la culpa de los males, como siempre, es de potencias extranjeras, no de  Maduro, sus felones y sicarios.
Los Jefes del Ejército, agraciados con a situación, son cómplices de la tiranía y las tropelías de Maduro. El Ejército, cuyos miembros juran Constitución y Leyes del Estado, se supone que es el garante de la ciudadanía contra agresiones internas y externas, pero, al mudar éste honor por canonjías, el pueblo está indefenso ante el Ejecutivo y sus supuestos defensores.
Deseo que los militares actores y consentidores de la situación actual, al igual que su familia, paguen su traición, sean marcados, denigrados y despojados de lo robado a los venezolanos. No comento sobre la indecente Justicia Venezolana porque la nuestra también causa rubor. En la República romana existió la Ley Calpurnia, ésta obligaba al cargo público y a su familia a devolver el doble de lo robado, al tiempo que era inhabilitado para la función pública. Seguro que muchos cómplices de la ruina son de comunión habitual. A estos rufianes, sin propósito de enmienda, es ético darles comunión. Qué decir de quienes vistiendo loba se prestan a tal vileza. De los camaleónicos mercaderes de Cristo nada me asombra. En España, óbispos y cardenales apoyan el separatismo y después, cínicamente, piden la X para la Iglesia en la Renta. La universalidad de la Iglesia católica hace años que sus jefes la pisotearon.
La chavista izquierda comunista del dictador Maduro, los corruptos militares y jueces de altos Tribunales expliquen, cómo arruinaron la económica de un país con inmensos recursos naturales que, además, causa tal miseria en la ciudadanía que la obliga al éxodo.
El inicuo Maduro y sus lacayos pueden quitar la esperanza a los ciudadanos, pueden robarles y despojarles de sus bienes, pueden encarcelar a quién censure el adoctrinamiento de su régimen marxista y silenciar a los medios, pero nunca podrán quitarles el pensamiento.