Cartas al director

El poder moderador de la Monarquía

 Aunque La Corona en España no tiene poderes políticos efectivos y debe ser apartidista, sin embargo simboliza la unidad y la continuidad del Estado de Derecho. 
Y es precisamente, desde ese mandato Constitucional desde el que nuestro rey, Felipe VI, al ser la cabeza visible de la nación y representante, por tanto, de toda la sociedad, debe actuar como mediador, recibiendo, escuchando y aconsejando. 
Desde esa perspectiva, el rey, además de reunirse semanalmente con el presidente del Gobierno, según están las cosas debería recibir, escuchar, y aconsejar a todos los líderes políticos que se comporten con visión de Estado, y que no lo hagan mirando exclusivamente sus intereses partidistas, porque nos van a llevar a un callejón sin salda. Alguien tiene que tirarle de las orejas, y ese alguien solo puede ser Felipe VI desde su función de mediador, en representación de todos los ciudadanos que estamos ya hartos de tantos descalabros.
El monarca no puede imponer su voluntad, pero su autoridad moral es incuestionable, y, en estos momentos es más que necesaria para que los líderes políticos tomen conciencia de sus responsabilidades y actúen en consecuencia pensando en la gobernabilidad del país, pues, de lo contrario continuaremos como un barco a la deriva.