Cartas al director

Bendito aburrimiento

 Un día cualquiera. Recojo a mi hija del colegio y al llegar a casa me pide ver la tele, a lo que le respondo que no. Quiere jugar con la tablet, le vuelvo a decir que no. Le invito a jugar con sus juguetes, pero dice que no tiene ganas porque le aburren. Finalmente, tras un tira y afloja, cede y a los cinco minutos está ensimismada con dos muñecos, poniéndoles voces, creando historias y situaciones. Ha olvidado por completo que existen las pantallas.
El uso de las pantallas se ha generalizado hasta tal punto que muchos ya no tenemos reparo en dejarles consumir contenido audiovisual a nuestros pequeños en casi cualquier momento. A la mente me viene la típica situación del restaurante donde muchos padres le dan el teléfono a sus hijos para que se entretengan y no molesten.
Creo que es necesario que los niños experimenten también el aburrimiento, que tengan tiempo para pensar y meditar. Si cada vez que dicen sentirse aburridos recurren a la facilidad de una pantalla, ¿cuándo aprenderán a gestionarlo, a madurar esa parte tan humana? El aburrimiento es una de las fuentes de la creatividad, algo que nos hace pasar de ser meros espectadores a parte activa de la acción y eso hoy día es algo muy importante.