Cartas al director

Pongamos voz a los derechos de los animales

 A comienzos de esta semana los informativos emitían unas imágenes terribles e infames sobre un suceso de maltrato animal. En ellas se podía ver cómo dos ganaderos incitaban a sus perros a desfigurar la cabeza de un ternero, al que tenían sujeto con unas cuerdas para evitar que se escabullese, y así poder continuar con su actividad sádica y denigrante. Y, por si fuese poco, otro episodio lamentable completaba una jornada trágica para mantener la integridad de los derechos de los animales: dos hembras de oso pardo en peligro de extinción fueron abatidas durante una cacería de jabalíes. Uno de los cazadores lo achaca a un acto de defensa propia, mientras que el otro se justifica en una negligencia por haber confundido a la osa con un jabalí.
Una de las acepciones del término “animal” se suele emplear para definir conductas brutas o instintivas, aludiendo al comportamiento natural de estos seres vivos. Pero en este caso, es necesario cuestionarse la adecuación del significante en el contexto que nos atañe. ¿Quién es el verdadero “animal”? Me pregunto hasta dónde hay que llegar para evitar que estos hechos queden en una anécdota pasajera. A pesar de que todos los casos expuestos estén siendo investigados, hay muchos otros ocultos, silenciados y que son parte del paisaje y paisanaje de diversos lugares. La impunidad no puede ser una opción ante este tipo de acontecimientos. Los animales tienen derechos, y es nuestro deber, como seres parlantes, darles la voz de la que carecen.