Cartas al director

La tortilla no se voltea sola

La UDC (Universidad de A Coruña), suspende un debate sobre prostitución. No una charla de condena o apóloga sobre el tema. Tan solo un debate, y esto nos debería llevar a una reflexión. ¿Queda alguna institución con humanismo en España? 
Los movimientos feministas, al igual que la legislación más enfermiza de nuestro Estado, obvia, que la prostitución existe, y ocultarlo tras un velo de silencio no lo hará desaparecer. 
¿De verdad están todas forzadas?, ¿en serio, miles de ellas no ejercen el oficio más antiguo y posiblemente necesario de la humanidad, de manera voluntaria?. 
A que se debe que por una vez, gobiernos conservadores, libertarios y feministas, se pusieran de acuerdo, precisamente para prohibir el sindicalismo de meretrices y transexuales en España?
Se cuenta que cuando los griegos entraban a debatir un tema, los días corrían tras las noches, sin que la meta de las conclusiones, se mostrara siquiera remota. Pero de tanto hablar, de tanto debate, salieron la filosofía, astronomía, física y sabe dios cuanto avances más que a día de hoy en nuestra moderna sociedad dos mil años después, son de difícil aplicación debido a que, y valga la ironía solo hemos sido capaces de "prostituir", lo más puro, en favor de nuestro ególatra pensamiento de grupo... el fascismo, pincelado a modo de democracia grupal: 
Si las feministas dicen que no se debate, no se debate. Si los gobiernos dicen que no se regulariza el asunto, porque el asunto no existe, pues no re regulariza y en paz. 
Que Europa, diga que España, es pasto abonado de prostitución y la conmine a tomar medidas, es otro cantar, que por otro lado ni trasciende. 
Por ello, cuando alguien trata de hablar sobre un tema, ya postulado, por quienes no saben debatir en democracia y sin prisa, nos lleva a esto: A que las universidades españolas, tan denostadas por mérito propio, no sean cuna de sabiduría, sino de funcionarios interesados, políticos laureados y alumnos desmotivados, incapaces de hacerse la comida, si no es ya precocinada. Y esto me lleva a mis dos grandes frustraciones: tener que voltear la tortilla de bacalao (al estilo Astigarraga), como a una vulgar tortilla de patata, porque no se hacerle los dobladillos, y no poder expresar una opinión, sin que alguien más demócrata que el mismísimo Aristóteles, me diga, que eso ya está discutido. Nada está suficientemente discutido, ni la muerte, que como todo, tiene mil padres y mil maneras de enfocarla. Una por hombre o mujer diría yo. Por ello, mientras los grupos de presión prevalezcan sobre el individuo y el libre albedrio, la violencia y la estupidez serán el unico pendón de nuestras banderas.