CORINA PORRO Delegada de la Xunta en Vigo y presidenta del PP vigués

“Soy una servidora de Vigo desde la Xunta, que también es Vigo”

Corina Porro, en la plaza de la Estrella, donde se encuentra la Delegación de la Xunta y el Puerto.
photo_camera Corina Porro, en la plaza de la Estrella, donde se encuentra la Delegación de la Xunta y el Puerto.
 Corina Porro cumple dos meses al frente de la Delegación de la Xunta en Vigo, a la que llegó directamente desde la presidencia del Consello Económico Social de Galicia (CES), donde estuvo ocho años, alejada así de la primera línea local.

Antes, como es conocido, había sido tres veces candidata a la alcaldía, siendo la más votada en las tres ocasiones, aunque sólo pudo gobernar desde 2003 a 2007, curiosamente con su peor resultado, 10 concejales. En 2007 logró 13 y se quedó a 400 votos de la mayoría absoluta. En 2011 otros 13, a un millar de papeletas. Además, ha sido presidenta de la Autoridad Portuaria, así que probablemente sea una de las personas que mejor conocen Vigo, que ahora inicia una segunda etapa al añadirse la presidencia del PP local, en su momento más bajo en los últimos 30 años. Un doble reto, reconoce, colocar a la Xunta en su sitio y también al PP, que ha sido el primer partido de Vigo durante años. Asegura que su agenda está siendo exhaustiva y que ha sido una sorpresa lo que se ha encontrado.

¿Necesitaba la Xunta una imagen reconocible en Vigo y por esto ha llegado usted?
No sé si es cuestión de caras, sino de proyecto, de vinculación con la ciudad y eso lo dije desde el minuto cero. Estaba cómoda en el CES, trabajé mucho y duro, pero quiero a Vigo y por eso estoy aquí. Fui concejala, partiendo de la base, y luego alcaldesa y presidenta del Puerto. Como concejala conocí el mundo social, el de las personas en las calles. A partir de entonces me vinculé tanto con los temas de Vigo que me duele esta ciudad y vivo sus problemas, desde Santiago o aquí, nunca me he desvinculado de Vigo. 

¿Y fue cuando le hicieron la propuesta de retomar la primera línea política?
En ese momento parecía que era bueno o necesario pero puedo decir que lo acepté por amor a mi ciudad en la que siempre creí y que hasta ahora era un motor indiscutible de Galicia. Como gallega quiero trabajar por eso.

¿Cómo veía Vigo desde la cierta distancia de Santiago? 
A mí siempre me apasionó Vigo. Desde fuera algunos veían y me decían que era una ciudad dura, conflictiva, pero eso siempre lo vi como un valor, como una ciudad exigente, que no se conforma, abierta, cosmopolita de verdad, aquí Vigo está hecha de gente que llega de un lado y otro, eso la hizo potente. Tengo que decir que he notado algunos cambios. Sí que puede haber en algunos temas mucha euforia, pero yo veo una ciudad menos libre que cuando me fui. Lo que me gustaba de Vigo es que nadie la controlaba, hoy puedo decir que está controlada y en ciertos casos, sometida.

¿Qué pasa en la relación entre la Xunta y los vigueses?
La Xunta es Vigo y Vigo, la Xunta, no nos confundamos por más que se repitan falsedades. La Xunta son hospitales, esta Delegación Territorial, todos los colegios de Vigo, los profesores, los centros sociales, las residencias de mayores, todo eso es la Xunta, y la universidad también y el Casco Vello, o el mundo de la pesca. Es el día a día y hay grandes actuaciones realizadas y en marcha.

¿Dicho de otra forma, qué tiene que hacer la Xunta en Vigo para hacerse valer y querer? 
Me da pena es que en vez de trabajar entre las administraciones, el Concello, la Xunta, la Diputación, se busca distorsionar el mensaje para tensionar. Todos tenemos nuestra responsabilidad con el objetivo común de tener más calidad de vida, por eso me da pena que no sea posible el trabajo conjunto. Me gusta el diálogo, trabajar juntos por un objetivo común y en esa dirección me encamino. Pero no parece posible: si estás todo el día machacando una idea porque a nivel personal te va bien, a quien no le va bien es a los ciudadanos, aunque a él le vaya bien en votos.

¿Por qué el pésimo resultado del PP en Vigo? 
Por méritos de unos y deméritos de otros.

Cuanto usted llegó dijo que estaba abierta acuerdos. ¿Qué pasó para que ya no lo vea posible?
Desde el minuto cero me planteé llegar a acuerdo pero no ha sido posible. La Xunta llega a acuerdos con todos los alcaldes en Galicia menos con uno, y eso que el presidente tiene vinculación con Vigo, fue la ciudad que eligió para vivir. No se comprende esa obsesión permanente por atacar a un presidente con el que debería haber una estrecha colaboración.

“Al PP le quiero dar otro perfil, con otras personas”
 

 ¿Cómo han sido estos dos meses en la Xunta en Vigo? 
Han sido de reencuentro con los ciudadanos, con los colectivos, aunque todavía no me ha dado tiempo a estar con todos. Esa vinculación existe y me han acogido con cariño y afecto y cuando voy a las parroquias es especialmente afectuosa. Todos tienen algún recuerdo de cuando era alcaldesa o concejala. En eso estoy, en ser una servidora de Vigo desde otra administración, que también es Vigo, que es la Xunta.

Además de delegada de la Xunta usted también es presidenta del Partido Popular, con la gestora montada tras el fracaso en las municipales. ¿Qué se encontró en el PP vigués y que plantea para remontar?
 Al PP le quiero dar otro perfil y vincular a más personas, porque los partidos no pueden quedarse de forma permanente con los mismos, hay que dar oxígeno y esa es la dinámica en la que estoy. Hay distintas sensibilidades, que hay que respetar y con las que hay que convivir y no hay grandes problemas en ese sentido. Estamos recorriendo todas las parroquias, y eso lleva un tiempo, para seguir trabajando por involucrar a más gente en un proyecto bueno para Vigo,  de compromiso con la ciudadanía y al que me gustaría sumar a más personas.

¿Hay alguna posibilidad de que no haya conflicto por la candidatura de Cíes a Patrimonio de la Humanidad o tiramos la toalla? 
Solo hay una candidatura, aceptada por la Unesco y avalada por el Ministerio de Cultura y las comunidades autónomas. Es lo que hay, el resto son conflictos que se quieren generar porque generar un conflicto es una forma desde un gobierno municipal de hacer oposición a un gobierno autonómico.
 

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