El estado de alarma mantiene el asentamiento de cerca de 30 familias que luchan contra el desahucio en Navia. "No tenemos ninguna ayuda y no podemos salir", afirman
Con la amenaza del desahucio sobre sus cabezas, las cerca de 30 familias del asentamiento chabolista del polígono O Caramuxo resisten el confinamiento durante la tregua judicial del estado de alarma. "Aquí no viene el virus", asegura Diego, uno de los residentes. Él y el resto de vecinos guardan el aislamiento aunque "con muchas dificultades", afirma. Su hermana, que requiere cuidados especiales al estar enferma de cáncer, pudo trasladarse, el resto sigue allí.
Valentín, otro de los jóvenes inquilinos, coincide con Diego en que "no sabemos nada del desahucio y no hemos tenido noticias del juzgado, estamos pendientes de a ver qué pasa".
El Juzgado de Primera Instancia 13 acordó en sentencia su desalojo pero avisó a la Xunta de la especial vulnerabilidad del colectivo y se presentó un recurso. Los chabolistas tienen ahora un problema mucho más grave que su futuro fuera de allí. "No podemos trabajar en la chatarra, porque no nos dejan estar en la calle y tampoco podemos trabajar en otra cosa porque no hay empleo", lamenta Diego quien añade que "apenas tenemos recursos".
De hecho, explica, que comienzan a tener dificultades para cubrir sus necesidades más básicas, como la comida, "conseguimos ayuda de vecinos y conocidos que nos hacen llegar alimentos, pero nadie se preocupa por nosotros y no podemos salir de aquí".
Respecto a la situación sanitaria de los residentes, tanto Valentín como Diego afirman que "aquí estamos todos sanos, cumplimos el aislamiento y de momento ninguno nos hemos puesto enfermos, nada de nada, en eso estamos todos bien".
Valentín, otro de los jóvenes inquilinos, coincide con Diego en que "no sabemos nada del desahucio y no hemos tenido noticias del juzgado, estamos pendientes de a ver qué pasa".
El Juzgado de Primera Instancia 13 acordó en sentencia su desalojo pero avisó a la Xunta de la especial vulnerabilidad del colectivo y se presentó un recurso. Los chabolistas tienen ahora un problema mucho más grave que su futuro fuera de allí. "No podemos trabajar en la chatarra, porque no nos dejan estar en la calle y tampoco podemos trabajar en otra cosa porque no hay empleo", lamenta Diego quien añade que "apenas tenemos recursos".
De hecho, explica, que comienzan a tener dificultades para cubrir sus necesidades más básicas, como la comida, "conseguimos ayuda de vecinos y conocidos que nos hacen llegar alimentos, pero nadie se preocupa por nosotros y no podemos salir de aquí".
Respecto a la situación sanitaria de los residentes, tanto Valentín como Diego afirman que "aquí estamos todos sanos, cumplimos el aislamiento y de momento ninguno nos hemos puesto enfermos, nada de nada, en eso estamos todos bien".