redondela

Una villa que cuelga el cartel de "completo" todos los días

Los peregrinos hacen cola desde primera hora de la mañana en la Casa da Torre, donde está el único punto de información

La plaza de la Casa da Torre se convierte todos los mediodías en el punto de encuentro de numerosos peregrinos que intentan conseguir una plaza de las 42 con las que cuenta este emblemático edificio del siglo XVI. El sistema para guarda el turno es tan sencillo y llamativo como dejar la mochila en la fila, mientras que los peregrinos buscan las sombras en los laterales de la plaza o compran algo de comer –la cercana frutería es uno de sus puntos de abastecimiento preferidos- para el cercano almuerzo. Antes de abrir sus puertas, las plazas están completas. 
Este es el único albergue de la Xunta en Redondela y el que cuenta con el punto de información al peregrino. El sellado de la Compostela, sin embargo, se puede realizar en numerosos establecimientos de la villa. 
Esta misma escena se repite casi con exactitud en los restantes albergues, que todos los días cuelgan el cartel de “completo” durante los meses de verano, época en la que la afluencia no para de aumentar todas las semanas. Uno de ellos es de Santiago, perteneciente a la parroquia  redondelana del mismo nombre y situado en la parte trasera de la iglesia, muy cerca de la calle Hospital, que según parece se podría referir a un antiguo lugar en el que eran atendidos los peregrinos. Aquí, como en el resto, están completos. 
El público que reciben “suelen ser grupos parroquiales procedentes de toda España que están preparando la Pastoral de la Juventud”, explica una de las religiosas de las Hijas de la Divina Providencia que regentan el establecimiento. Entre los extranjeros que recalan en este albergue destacan los polacos, los más numerosos, pero también los hay de Corea, Rusia, Estados Unidos e incluso Filipinas y algunos de Argentina y México.

Puntos de información
Situado en la artería central de la villa, el albergue Alfonso XII lleva tres años abierto al público como tal y por sus instalaciones pasan todo tipo de peregrinos, algunos de ellos “que repiten, como suele ser el caso de los nórdicos”, explica José en uno de los pocos momentos en los que el ajetreo de la hora en que entran en las habitaciones parece remitir. El aumento del número de peregrinos y de los establecimientos para pernoctar en la villa no ha estado acompañado, sin embargo, por los servicios de información y orientación turística, algo que según comenta el responsable de este albergue “terminamos haciendo nosotros. Es incomprensible que no haya un punto de información en un lugar visible”, comenta.
Junto a los albergues, los establecimientos de hostelería también se han beneficiado de esta avalancha de peregrinos que cada verano crece e inunda el centro de la villa. Además, también ha surgido el fenómeno de los pisos que alquilan habitaciones por parte de particulares ante la creciente demanda de un sector que parece que no para de aumentar. 

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