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Vigo vive el "boom" de los tatuajes

El estudio de tatuajes de Caramba, fundado en el año 1989 por Iván Rodríguez (a la izquierda), fue el primero en abrir en Vigo
photo_camera El estudio de tatuajes de Caramba, fundado en el año 1989 por Iván Rodríguez (a la izquierda), fue el primero en abrir en Vigo
Durante los últimos años el número de locales especializados se ha disparado hasta superar la treintena, atendiendo a un público cada vez más amplio que considera el tatuaje como un complemento estético más
Los tatuajes están de moda en Vigo. Durante los últimos años han abierto numerosos estudios a lo largo de toda la ciudad, que cuenta ya con una treintena de locales especializados.
Iván Rodríguez fundó Caramba en 1989, una tienda de ropa situada en la calle Pi y Margall que en su momento contaba con el primer estudio de tatuajes de la ciudad. Tres décadas después, Rodríguez cuenta con otros dos locales en Vigo, que cada día reciben a una clientela más diversa. "Se ha ido ampliando mucho el perfil de los clientes, antes venía gente más rockera, más marinera y 'underground', pero ahora los tatuajes ya están completamente asimilados por toda la sociedad", indica Rodríguez.
Roi Lozano, dueño de los estudios Sputnik Tattoo y Kremlin Tattoo, también nota que los tatuajes están en auge en la ciudad. "Abrimos el primer estudio hace cuatro años y ahora tenemos otros en Navia y Ourense, y cada vez mejoramos la facturación", asegura. 
Mónica Fernández es la dueña del estudio Black Flamingo, que también abrió sus puertas hace cuatro años en la calle Marqués de Valladares. Fernández considera que "el tatuaje es algo artístico y bonito, es normal que cada vez vaya a más", y añade que "no tenemos un perfil fijo de cliente, viene todo tipo de gente, de todas las edades, el tatuaje cada vez está más extendido".
Rodríguez señala que a lo largo de las últimas tres décadas ha habido una gran evolución en las técnicas de trabajo de los tatuadores y en las herramientas que utilizan. Algo que para Rodríguez "ha llevado a que los gustos de la gente y el tipo de tatuajes que piden haya cambiado, en los años 90 se pedían muchos tatuajes tribales y ahora ya no se hace ninguno".
A pesar de todo, estos avances no han cambiado la manera buena parte de las dinámicas características de este sector. "Para aprender a tatuar te tienen que coger de aprendiz en una tienda, en este sentido manera es un oficio muy artesanal", indica Fernández.
A día de hoy, los estudios vigueses realizan todo tipo de tatuajes y se adaptan a las necesidades de los clientes. "Se siguen haciendo trabajos de sesión que pueden llevar toda una mañana, pero en los últimos dos o tres años ha entrado un tipo de tatuaje más sencillo, que se puede hacer en veinte minutos o media hora", asegura Rodríguez. Además, en el mundo del tatuaje también surgen pequeñas modas. "Hace dos años todo el mundo se quería tatuar la palabra afouteza por el Celta, también son muy habituales las Islas Cíes, nuestros tatuadores ya saben hacerlas de memoria", indica Lozano.
Al tratarse de un sector que ya contaba con numerosas medidas y protocolos de higiene, los estudios de tatuaje no han tenido problema de cara a adaptarse a la nueva normalidad tras la llegada del coronavirus. "Ahora tenemos que usar todo el rato mascarilla y pantallas, pero el resto del trabajo lo hacemos igual, ya limpiábamos entre persona y persona y todo el material está esterilizado, es lo normal", señala Fernández.
Iván Rodríguez afirma que durante el confinamiento "la gente ha tenido mucho tiempo para pensar qué quería tatuarse" y desde la reapertura del comercio ya se recuperó el volumen de trabajo habitual.
"Yo creo que con la llegada de esta pandemia ha sucedido algo parecido a cuando tienes un accidente muy grave y luego decides hacer el viaje que siempre tuviste en mente. Ha ayudado a que la gente que tenía ganas de hacerse un tatuaje se haya animado definitivamente a hacerlo", asegura Rodríguez. 

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