El tribunal impone 22 años de cárcel al asesino de la pescantina viguesa

El condenado por asesinato.
photo_camera El condenado por asesinato.
La Audiencia impone a Ángel Martínez otros diez años de libertad vigilada y pagar 100.000 a cada una de sus dos hijas tras asesinar a su madre, una pescantina de Teis

El vigués octogenario al que un tribunal popular encontró culpable del asesinato de su esposa, una pescantina de Teis, en la localidad tinerfeña de Los Cristianos deberá cumplir 22 años de cárcel y pagar 100.000 euros a cada una de sus dos hijas, además de permanecer 10 años en libertad vigilada. Esa esa la sentencia dictada por la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife que fue notificada ayer.

El magistrado, a la hora de imponer la pena, ha tenido en cuenta los agravantes de parentesco, alevosía y de violencia de género, tal y como concluyó el jurado en su veredicto.

Tanto la Fiscalía como la representación del Instituto Canario de Igualdad y la acusación particular representada por el abogado, Francisco Javier Piñón Candan, pedían exactamente esa pena, aunque el letrado elevó la responsabilidad civil hasta los 113.000 euros, mientras que la defensa la limitó a los 32.000 euros para cada una de las hijas.

Ángel  Martínez, de 82 años, permanece en prisión preventiva desde que el 11 de mayo de 2022 acabara con la vida de su mujer, Clotilde Rodríguez, en un apartamento que tenían alquilado en el sur de Tenerife, lugar donde pasaban una temporada.

Para ello, quedó probado que utilizó primero unas tijeras metálicas de punta redonda con una hoja de 8,5 centímetros cuando la mujer estaba acostada en un sillón y a continuación fue a la cocina y cogió un cuchillo de 31 centímetros con el que persiguió a la víctima hasta el patio donde ella intentó sin suerte cerrar la puerta mientras daba gritos de auxilio.

Finalmente, Ángel le asestó varias puñaladas a su esposa en el abdomen y en el costado izquierdo provocando que se desplomara al suelo, consecuencia de lo cual el cadáver presentaba nueve lesiones incisas, una de ellas en la propia cara y otras mortales.

El matrimonio llevaba 56 años de casados, durante los cuales fueron constantes las llamadas a la policía a causa de los malos tratos de los que fue objeto su mujer, a la que vejaba, despreciaba y humillaba.

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