VIGO

“Un traumatismo te cambia la vida, pero no hay que rendirse”

Jonathan y su madre, Gracinda Pampillón, en Alento.
photo_camera Jonathan y su madre, Gracinda Pampillón, en Alento.

El centro de día Alento firmará, por primera vez, 38 plazas concertadas con Benestar

Alento, la asociación de daño cerebral adquirido de Vigo, firmará en breve un convenio con la Consellería de Traballo e Benestar para concertar por primera vez 38 plazas en su centro de día terapéutico de Navia. “Estamos muy contentos, este servicio ya se estaba dando con unos ratios de calidad importantes y hasta ahora eran las familias las que soportaban un porcentaje muy importante del gasto”. Esto afirma el director, Gonzalo Mira, uno de los fundadores de la asociación en el año 2000, aunque él atribuye el mérito a la presidenta, Gracinda Pampillón, la madre de Jonathan, un usuario del centro.
Jonathan se dio a conocer el año pasado en las redes sociales al participar en un vídeo con el DJ Abel Ramos para concienciar a los jóvenes de 16 a 24 años sobre el riesgo de conducir bajo los efectos de las drogas. Fue una iniciativa de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) con el respaldo de la DGT y él se prestó como actor aunque nunca en su vida consumió drogas ni alcohol ni tabaco. 
Jonathan sufrió un accidente de moto con 16 años que le provocó un traumatismo craneoencefálico  y le mantuvo seis meses en coma.  Cuenta Gracinda que “cuando mi hijo salió del hospital no había donde ir ni teníamos información, no te derivaban a ningún lado. Tenía afectadas muchas cosas y me decían que no iba a caminar ni a hablar. Se te viene el mundo encima y te preguntas porqué te tocó a ti, pero te dices: “No, tengo que intentarlo y luchar sí o sí, hasta donde llegue”. Mi marido y yo nos pusimos manos a la obra ya desde el hospital, en la UCI nos dejaron ponerle una radio con la música que le gustaba, nos atendió el doctor Vara y un equipo fabuloso del Xeral. Cuando salió del coma lo sentábamos y lo poníamos de pie (“los médicos nos decían que acabaríamos locos”), hasta que empezó a caminar y al principio era como un potrillo, luego le enseñamos a comer de nuevo y también a hablar desde el principio, primero emitiendo sonidos hasta que le salió la voz y luego con el abecedario. También nos dijeron que no iba a  ver, pero nosotros probamos con láser y al final nos dieron la razón. Hoy se asea solo y se ducha aunque estamos pendientes de que no se caiga porque tienen problemas de equilibrio, recoge su habitación, retira los platos, coloca las cosas,  pone el lavavajillas y coge la escoba, aunque como no controla mucho la fuerza a veces se va de morros, también dobla ropa a su manera”. Gracinda afirma que “es muy duro no se lo deseo a nadie, hay que vivir el día a día con lucha y no aferrarse a lo que dicen los médicos sino a los propios sentimientos. El traumatismo lo vive el afectado pero también lo vive la familia, te cambia la vida. Yo siempre digo se me fue un hijo y me vino otro. Para nosotros lo importante es que pueda disfrutar de la vida y que su calidad de vida sea lo mejor posible”. 

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