Isma Martínez y Abel González se encuentran en la redacción de Atlántico, se saludan, conversan, se interesan, curiosean, preguntan. Un montón de cosas. Pero todas con un denominador común: la tranquilidad. Es probablemente el atributo que define a ambos y con el que ambos dirigen a los dos equipos femeninos de élite del balonmano gallego. El Orbe Rubensa Porriño y el Mecalia Atlético Guardés, que este sábado se miden en una nueva edición del ‘derbi das nosas’ en el Municipal porriñés.
Otra sensación que ambos comparten, en este caso enfocada al partido en concreto, es la “incertidumbre”. Un mes sin competir es mucho tiempo y las dinámicas anteriores al parón quedan diluidas en la memoria. “Hemos parado demasiado tiempo y esta semana tuvimos muchas bajas”, lamenta Isma, que ha perdido a Fermo, a Bono y a Campo para el choque. “No nos ha venido bien a ninguno de los dos equipos”, reconoce Abel. “Implica volver a empezar otra vez”, añade.
Pero la competición no perdona. Los problemas de cada uno son de cada cual y el partido espera, el próximo sábado a las 17:00 en el Municipal porriñés. “El Guardés tiene una primera línea muy versátil, corre muy bien y ha abierto su defensa a más sistemas. Tenemos que controlar eso", explica el técnico cangués del Porriño. Su homólogo asturiano del Guardés enfatiza que es “imposible” destacar a “una sola jugadora” del conjunto de A Louriña. “Ha hecho un gran bloque este año y cualquiera te la puede liar”, destaca González.
Más allá de lo que se refiere al propio juego, otros factores externos jugarán un papel fundamental. El emocional es uno. “No es fácil. Ese partido es lo máximo en Galicia y sabes que las jugadoras irán a por todas”, explica Abel. “La ilusión está marcada desde las bolas del sorteo”, reconoce Isma. El ambiental es otro. El propio técnico del Porriño confiesa que el momento previo, el del himno, “impresiona un poco”. A partir de ahí, el partido manda para los entrenadores, ajenos a la gran fiesta de la grada. “Es un ambientazo”, coinciden. Todo, tras un mes de parón. Será la tormenta después de la calma.
Isma Martínez, entrenador del Porriño: "Soy de Cangas y viví a Abel como jugador: era mi ídolo"
Que el balonmano goza de buena salud en el área de Vigo es innegable. Hasta tres equipos en la élite -Cangas, además de Porriño y Guardés- lo refrendan. Nadie más se le acerca. “Nos valoran más fuera que lo que hacemos nosotros mismos”, explica Isma Martínez, que reivindica que “las cosas se están haciendo bien”. En ese sentido, el entrenador del Porriño, defiende la importancia de este juego en toda la zona con una revelación hacia su homólogo del Guardés. “Soy de Cangas y viví a Abel como jugador. Era mi ídolo”, recuerda. “Entrené al Novás, estoy en Porriño. Sé lo que significa el balonmano en los núcleos pequeños de población", enfatiza. “Hay que valorar que los dos equipos llevemos tantos años en División de Honor”, continúa Isma, que apuesta por “empatizar con la gente joven y crear ídolas locales" para que el deporte siga creciendo. “Creo que estamos en la línea correcta y ojalá seamos capaces de expandirnos”, desea.
Tras esta dinámica hay mucho trabajo detrás. Un entrenador de División de Honor se encarga de más -mucho más- de lo que se circunscribe a su puesto. “Es muy duro”, reconoce Isma. “Hacemos de todo. Las estructuras se van profesionalizando, pero necesitamos personas que tiren de esto mientras no sea definitivo”, sostiene el cangués.
El Porriño no gana un derbi liguero desde hace casi siete años. “El sábado ya lo revertimos", comenta entre risas Isma. “He estado en varios en los últimos años, y aunque es cierto que los hemos competido, siempre nos ha faltado un puntito. Esperemos darlo en este”, apunta, mientras destaca la “confianza” que tiene su equipo.
Abel González, entrenador del Guardés: “El par de horas que tienes de pista es el resumen de las ocho o diez de romperte la cabeza cada día”
La conversación entre Isma Martínez y Abel González en el set de Atlántico avanza fluida, cada vez más distendida. Y dejando un poco de lado el derbi en sí, la charla se amplía hacia la labor de un entrenador de la máxima categoría. En el caso del técnico del Guardés, que asumió el rol de actor principal este verano tras ser segundo de José Ignacio Prades, ha tenido que lidiar con los numerosos problemas derivados de la obra de reforma en el pabellón de A Sangriña. “Mejor te cuento los contratiempos que no he tenido y acabo antes”, bromea el asturiano sobre las vicisitudes que afronta desde que empezó el curso. “Ha sido un proceso de adaptación para todos y ahora, cuando tengamos la pista, habrá que hacerlo de nuevo. Es complicado porque tienes que tener preparada tu cabeza y las de las jugadoras”, sostiene Abel, que da las “gracias” al Novás por cederle el pabellón municipal de O Rosal para trabajar durante todos estos meses.
“El par de horas que tienes de pista es el resumen de las ocho o diez de romperte la cabeza cada día”, reflexiona el entrenador del Mecalia, que empatiza con su compañero y rival este sábado. “Si a eso le añades otras tareas dentro del club, se hace complicado”, reconoce. “Tenemos que estar muy preparados psicológicamente para soportar esto”, destaca.
Y para que el balonmano en el área de Vigo siga creciento, el técnico asturiano no tiene pócimas mágicas. “Tenemos que seguir trabajando”, expone. “Hay que fomentar nuestro deporte desde los colegios. Engancha mucho a los niños”, anima para concluir el entrenador del Guardés.
