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Tony Lomba entre fogones

El artista Tony Lomba hizo suyos los fogones de la cocina del mercado de O Progreso para preparar lasaña de mejillones.
photo_camera El artista Tony Lomba hizo suyos los fogones de la cocina del mercado de O Progreso para preparar lasaña de mejillones.

El showman vigués, que se declara asiduo de las plazas de abastos, participó en la campaña “Ama o teu mercado” preparando una receta de su madre, “lasaña de mejillones”

 “Yo cocino bailando, con cascos y con dos botellas de vino, una para la comida y otra para el cocinero”. Con esta declaración de intenciones llegó Tony Lomba, el nombre artístico del showman y cantante Germán Fandiño, a los fogones del mercado de O Progreso. Su propuesta culinaria consistió en una receta heredada de su madre, la lasaña de mejillones: “Nosotros somos cinco hermanos y la pequeña; recuerdo que cuando llegábamos a casa después de salir el sábado por la noche, nuestra principal ansia era encontrar algún resto de la cena y calentarlo; estaba riquísima”, confiesa.
Aunque forma parte de su menú habitual, consideró que ayer le quedó la bechamel algo líquida: “Al no cocinar en casa y no saber dónde están las cosas, se descontrola más el tiempo”, asegura. Si los bivalvos son el producto estrella, la lasaña se completa con distintos vegetales que Lomba adquirió en la misma plaza: “Soy un cliente habitual del mercado, siempre desayuno un plátano y una naranja, de los que abastezco en los puestos; además creo que  comprar en la plaza levanta el ego de cualquiera con las llamadas de las vendedoras”. Sostiene que en el mercado es el único sitio donde encuentra el tipo de patata que le gusta para freír.
Con soul a todo volumen (se excusó entre los asistentes explicando que él siempre escucha la música muy alta), metió las manos en la masa y reconoció haber disfrutado: “Me encanta cocinar”. Aunque se considera un aprendiz de chef, en su casa, la cocina es su territorio: “Además tengo la desgracia de que mis hijos cenan de plato, si los mando a cama con un Cola Cao se pasarían la noche con un ojo abierto”, confiesa.
Como virtud entre las cacerolas, Tony Lomba destaca que su pulcritud: “Siempre tengo todo fregado, cuando acabo dejo la cocina impecable”.

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