Numerosas personas fueron testigo del incendio de un autobús en Urzaiz la noche del domingo. Algunos afirmaron vivir un pequeño episodio de caos, con mucha Policía y bomberos circulando a gran velocidad hacia el lugar del incidente, con olor a humo y a plástico quemado que todavía perduraba en el día de ayer. “Vimos humo y mucha Policía, todo fue un caos en un momento”, indicó uno de los miembros de la familia Rodríguez Liste, que paseaba junto con su mujer y sus hijos por la zona en el momento en que se produjo el fuego. “No nos dejaron pasar, la Policía tenía ya todo el acceso cortado”, indicó la mujer, sin encontrar explicación a lo ocurrido. Otros testigos mostrarban su convencimiento de que se trató de “acto premeditado”, con un incendio que se propagó de manera “super rápida", pero que cuando se percataron del incidente, los bomberos ya se encontraban haciendo sus labores de extinción y no tuvieron la sensación de peligro, aunque “quedó destrozado y también la marquesina”. La incertidumbre y el ajetreo fueron lo más preocupante para algunos que, en primera instancia, creían que había sido un fallo en el propio autobús lo que provocó el fuego y no un supuesto acto incendiario, debido a su modelo híbrido: “Pensamos que podría ser la batería del vehículo porque en España creo que ya habían ardido algunos, pero luego leímos que podría tratarse de un fuego provocado”.
La combustión derivó en una explosión que advirtió de lo que pasaba residentes del entorno que se encontraban en sus hogares. Uno de ellos señaló que “escuché una explosión, como si fuese un petardo, y al asomarme a la ventana vi mucho humo, pensé que se había quemado un contenedor". Tras unos segundos, descubrió que las llamas ocultaban un autobús, con la ya presencia de los bomberos realizando sus labores de extinción. Una mujer que se encontraba junto a la parada de autobús explicó que “vi unas llamas por la ventanilla y al momento cubrían todo el Vitrasa”.
El suceso, transcurrido por la noche, pilló también despistados a muchos otros, que ayer contemplaban la marquesina echa trizas e incluso preguntaban a los conductores que allí estacionaban para transportar a viajeros o a los propios usuarios que esperaban delante de la parada quemada, que todavía sigue en funcionamiento. Algunos fotografiaban la escena desde la calle o desde el autobús. Varios turistas también se acercaban incrédulos ante lo sucedido, soprendidos al conocer lo ocurrido.
Los viajeros, sin miedo a subirse al autobús
Pese a la supuesta intencionalidad del incidente, los usuarios habituales del servicio admitieron que no tendrían ningún problema en seguir utilizando el servicio a pesar de los dos intentos de incendio (uno consumado) que se sucedieron el pasado domingo: “Malo será que me toque a mí el gamberro que hizo esa tontería entre 300.000 vigueses. Mañana cogeré un autobús seguro”, indicó un viandante de la zona. Otra usuaria, a la espera del servicio en la Farola, aseguró que “para nada voy a tener miedo, si vives con eso, igual no puedes ni salir de casa”.
Otra pasajera puso más el foco en los nuevos autobuses híbridos que en el actor del incidente, algo que le preocupa más porque “no creo que vuelva a suceder, fue algo aislado”. Mientras una pasajera ponía en duda la versión policial que indica que fue premeditado: “No me creo que haya sido intencionado. ¿Cómo puede alguien en su sano juicio querer incendiar un autobús?".
