El Ayuntamiento retiró ya 223 nidos y colocó 40 collares isabelinos en pinos del Castro
n n n “Ten cuidado con el perro, está plagado de procesionaria”, comenta un señor que baja las escaleras del Castro acompañado de su mascota a una mujer que inicia el paseo diario con la suya. Un mensaje de advertencia que se repite en foros y chats de propietarios de cánidos desde el pasado mes de noviembre, cuando se detectaron las primeras hileras de orugas bajando de los pinos de este céntrico parque. Y es que según explica la veterinaria Belén Amil, de la clínica Menciña, los pelos de la procesionaria “provocan un proceso alérgico que puede ser grave”. La mayoría de los casos quedan en se trata con baños de agua templada y corticoides. En los peores, puede provocar la necrosis de la lengua, perdiendo parte de la misma, e incluso la muerte. “Generalmente, si se actúa con rapidez y acudes al veterinario, suele resolverse sin consecuencias graves para el animal”, asegura.
Un mes y medio después de detectarse la plaga, el Ayuntamiento ha procedido ya a retirar 223 bolsones utilizando plataformas elevadoras, eliminando otras situadas en copas a las que no se podía acceder mediante este sistema mediante la trepa extrema y la retirada física del nido. También se han colocado collares isabelinos en 40 pinos, muchos de los cuales fueron renovados y sustituidos por otros nuevos esta semana al quedar dañados por el temporal los existentes. Además, se está llevando a cabo un seguimiento exhaustivo de pinos en diferentes zonas verdes de la ciudad, detectándose procesionaria en el parque del Museo Liste y en Samil.
Tres meses antes
La alarma surgió el día 15 de noviembre, fecha en la que los técnicos municipales detectan los primeros ejemplares. La plaga, común en primavera, se había adelantado tres meses. Las causas, las altas temperaturas registradas en otoño y la sequía. El ciclo vital de esta oruga típica de los pinos, que más adelante se convertirán en mariposas, quedó completamente alterado e iniciaron el descenso de los nidos a la tierra para completar la transformación.
El tratamiento de los árboles infectados comenzó inmediatamente. En primer lugar en el Castro, donde se aplica desde hace cuatro años. La empresa encargada del control de plagas emplea en esta área diversos tratamientos. Uno de ellos es la instalación de cajas nido en el mes de marzo; la colocación de trampas de feronomas en primavera para capturar machos e impedir la reproducción.
También se aplican en los pinos afectados tratamientos fitosanitarios mediante endoterapia que mata muchas de las orugas dentro de los propios bolsones. Estos se retiraron además en varias ocasiones a lo largo del pasado mes, hasta un total de 223.
La colocación de 40 collares isabelinos –con revisiones diarias- evita además que las orugas bajen a tierra, quedando atrapadas en estas trampas.
Seguimiento en las zonas verdes
Para completar esta campaña, el Ayuntamiento ha procedido a llevar a cabo un seguimiento de la situación en los diferentes parques y zonas verdes de la ciudad, como son Castrelos, el parque del Museo Liste, A Bouza, A Guía; la zona verde de Coia; los parqaues forestales de A MAdroa, Monte dos Pozos, Saiáns; San Andrés; San Miguel, Vixiador y Zamáns. El paseo y pinares de Samil, el Centro Cívico de Teis y A Riouxa completan la red de seguimiento. En total están siendo observados y controlados 3.103 pinos para evitar la proliferación de estas orugas.
La Estación Fitopatológica de Areeiro, dependiente de la Deputación de Pontevedra también alertó de esta plaga que afecta a numerosos municipios del sur de la provincia, con especial incidencia en la península de O Morrazo y Baiona, donde se han dado algunos casos de perros afectados por la toxina que transmiten los pelos de la oruga .n
