DE GUARDIA EN VIGO

Tecnología, un alivio al confinamiento

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Los servicios de informática, pero también las ferreterías y las tiendas de recambios se han convertido en tiendas de primera necesidad para mantener en lo posible la rutina laboral, escolar y familiar sin salir de casa

 La lucha contra el coronavirus y la confinación en casa trastocaron los hábitos de vida, de consumo, pero también en los sistemas de trabajo. Así, nuevos sectores como el de la tecnología se unieron a las ferreterías como servicios de primera necesidad.
Con el cierre de las grandes superficies, los principales competidores por el gran público, los pequeños establecimientos de informática compensaron la pérdida de su nicho de negocio prioritario, administraciones u organismos oficiales.
Para los responsables de estas tiendas también cambian las consultas  y el tipo de demandas. De los pedidos más profesionales y técnicos, ahora la mayoría de los clientes piden los elementos básicos para dotar sus equipos personales para el teletrabajo. Padres y madres de niños de Primaria con pocos conocimientos de informática forman parte de la nueva clientela que pide asesoramiento para que sus hijos puedan seguir las clases virtuales que ofrecen los distintos centros escolares.
Por lo tanto, los productos estrella son las webcam y los auriculares portátiles. 
En el otro lado de la moneda está la tecnología aplicada a servicios concretos como la ingeniería informática que notó el bajón con el cierre de las empresas.
Las ferreterías y los almacenes de repuestos para electrodomésticos y aparatos más básicos también experimentan un retroceso al cancelarse las reformas en interior. La necesidad económica, pero también la responsabilidad con los clientes les hace abrir sus negocios, donde acuden a comprar artículos de urgencia como bombillas o pilas. Hace días que se agotaron los productos más demandados: las mascarillas y los protectores. Los proveedores ya no los distribuyen porque la producción han sido confiscada por el Gobierno.

La opinión de los profesionales

JUAN LUIS MARTÍNS, DE PC BOX
“LO QUE MÁS VENDEMOS AHORA SON WEBCAM Y AURICULARES PORTÁTILES”

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 Juan Luis Martíns trabaja con Pablo Ferreiras en una de las tiendas de PC Box con un horario reducido, dos horas menos por la tarde y cerrado el sábado. “El cambio en la demanda la provocó el teletrabajo, lo que más vendemos ahora son webcam y auriculares portátiles”. Considera que el proceso hacia el trabajo desde casa fue demasiado rápido. “Ni las empresas, ni los trabajadores estaban preparados”. En la atención al público utilizan mascarillas y guantes y van a colocar una pantalla de metacrilato.

ÁNGEL ALONSO, DE COMERCIAL COSTAS
“NO REPONEN LAS MASCARILLAS DE OBRA PORQUE ESTÁN CONFISCADAS”

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 En Comercial Costas hay seis trabajadores que acuden cada día al local, aunque los pedidos han descendido. “Notamos un importante bajón del 95%, nosotros suministramos a profesionales de la construcción, y aunque el sector sigue activo, ya no se hacen reformas en los pisos porque ahora nadie aguantaría una radial, solo vienen a comprar pequeñas piezas para reparaciones”. Comercializan mascarillas de obra, que pese a no ser las homologadas  para proteger contra el coronavirus no las reponen “porque están confiscadas”. 

MANUEL ÁLVAREZ, DE RDSI INFORMÁTICA
“VIENEN MUCHOS PADRES POR LAS AULAS VIRTUALES DE SUS NIÑOS”

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 A Manuel Álvarez, de RdSI Informática le sorprendió el cambio de clientela y de la demanda que se generó en la tienda con el confinamiento. “Con el cierre de las grandes superficies, los consumidores particulares se han acordado de las tiendas pequeñas, lo que compensa la pérdida de nuestros clientes habituales, la Universidad o el CSIC que permanecen cerrado”, afirma. Junto al material necesario para el teletrabajo, las principales consultas se centran en el uso de ordenadores personales para los más pequeños. “Vienen muchos padres por las aulas virtuales de los niños”.

ROGELIO OTERO, DE FERRETERÍA ARANDA
“ESTÁ MUY PARADO, UNA BOMBILLA O UNAS PILAS SON AHORA URGENCIAS”

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 Rogelio Otero está al frente de un negocio familiar, la ferretería Aranda que abrieron sus padres en el año 80. Conoce a los clientes de toda la vida, son gente del barrio. “Está todo muy parado, pero continúo abriendo la puerta por necesidad económica y también por responsabilidad, una bombilla o unas pilas son ahora una urgencia, incluso un tendal para colgar la ropa, que acabo de vender se hace imprescindible”. Así las ventas que se hacen estos días en la ferretería son de artículos básicos, dejando relegados otros de mayor cuentía como electrodomésticos”.

GUADALUPE CASTRO, DE W DIXITAL
“EL VIERNES FUE UNA LOCURA, TODOS QUERÍAN ADAPTARSE AL TELETRABAJO”

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 En WDixital viven un momento de incertidumbre, ya que no saben cuánto podrán mantenerse. “El viernes fue una locura, todos querían adaptarse al teletrabajo, agotamos la webcam y vendimos auriculares, portátiles y adaptadores de wifi; ahora que ya están acomodados, bajó la demanda y el teléfono dejó de sonar a todas horas”. Así, Guadalupe Castro afirma que esta segunda semana, mucho más tranquila, se centran en el servicio técnico y en actualizar el trabajo de almacén, así como el de puertas para dentro. “Reducimos el horario hasta las 18 horas y los cuatro trabajadores nos turnamos”.

JUAN RAMÓN TUBÍO, DE INAGA
“NO HAY PROYECTOS NUEVOS, ESTAMOS CON LOS QUE TENÍAMOS PENDIENTE”

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  Juan Ramón Tubío está al frente de Inaga, una empresa de ingeniería dedicada a la homologación y de proyectos en los sectores industriales de la automoción y del naval. Aquí la tecnología sufre un parón: “Al estar las empresas cerradas y con Madrid confinado no hay proyectos nuevos, estamos trabajando con los que teníamos pendientes”. Mantienen el horario normal pero de puerta para dentro. “Atendemos por teléfono y por correo, para nosotros es más efectivo y más tranquilo”. Están adecuando los sistemas para poder seguir telemáticamente desde casa”.

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