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Ya suman seis las factorías de salazón romanas en Vigo

Adolfo Fernández, de pie, ayer en pleno trabajo en la factoría romana de Punta Sobreira, en Canido, con su equipo.
photo_camera Adolfo Fernández, de pie, ayer en pleno trabajo en la factoría romana de Punta Sobreira, en Canido, con su equipo.

La producción industrial se mantuvo con fuerza desde finales del siglo I hasta al menos el III, en que hubo cambios sustanciales en el clima que acabaron con las salinas

 Ya se sabía de la existencia de una salina romana en la playa de Punta Sobreira, en Canido, pero se dudaba sobre su datación y extensión. En cuanto a las condiciones de conservación, se sabía que eran extremas. Adolfo Fernández, de la Universidad de Vigo, responsable de la actuación de urgencia ante el riesgo de desaparición del yacimiento, tiene algunas respuestas: el Vigo romano va creciendo y sorprendiendo a medida que se recaban datos. Hay localizadas seis factorías de salazón en la costa y probablemente habría más “porque parece una auténtica producción industrial”. Sobreira es la última de una lista donde están las halladas en Fiunchal y O Cocho –en Alcabre- y las de Marqués de Valladares –la más llamativa y mejor conservada- y dos más en la plaza de Compostela, encontradas al rehabilitar un edificio de la Alameda. Ninguna de ellas está musealizada, aunque en la de Marqués de Valladares donde hay depósito, tendría que realizarse obligatoriamente una actuación el día en que se desarrolle urbanísticamente la finca. Todas se habrían instalado a partir de la segunda mitad del siglo I con actividad durante al menos dos siglos, hasta el III, en que habría decaído por varios motivos. Entre ellos, el cambio climático, que elevó el nivel de los mares y arruinó las salinas que servían para alimentar la industria del salazón. Las "huertas de sal marina" están localizadas: una muy extensa en Rosalía es visitable. Claro que la costa de entonces no se parecía en nada a la actual. Y menos a partir del siglo III, con la subida del nivel de la marea, que convirtió las zonas de extracción en ciénagas. Aquello arruinó la industria viguesa, que no volvería a crecer ya hasta los siglos XVIII y XIX con salazón y conserva. Nada nuevo. 
La actuación contempla señalizar muros y otros elementos, entre ellos uno muy singular, un depósito realizado con un mortero impermeable que analizarán la semana próxima Ingeniería de Minas. Tras su estudio, el yacimiento se marcará y cubrirá de nuevo. "Así lo salvamos muchos años, hasta que se decida qué hacer", explicó. 

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