La subida de la luz pone en jaque la recuperación de la economía viguesa

El sector conservero es uno de los más afectados por la subida del precio de la luz. En la imagen, fábrica de Conservas Cerqueira.
photo_camera El sector conservero es uno de los más afectados por la subida del precio de la luz. En la imagen, fábrica de Conservas Cerqueira.
Un encarecimiento de la factura eléctrica del 20 al 40%, unido al desabastecimiento de materias primas y la crisis de los microchips, lastra el despegue de los sectores estratégicos de la ciudad como automoción, naval, metal, conserva y hostelería, y amenazan con una subida de precios. 590 familias solicitaron el bono social eléctrico.

Crisis de los microchips, desabastecimiento de materias primas y unos precios por el megavatio hora que días tras día tocan nuevo techo en el mercado mayorista. La crisis derivada del coronavirus impacta por distintos frentes y suma ahora unos costes prácticamente inasumibles de la luz –así como de otras fuentes de energía– que ponen en jaque la anhelada recuperación de la economía viguesa.

Desde el puerto hasta la fabricación de vehículos en Balaídos, pasando por la conserva, la construcción, la industria naval o los establecimientos de hostelería. La preocupación por el encarecimiento de la electricidad es unánime y las previsiones que se manejan plantean incremento de un 20 hasta un 20% en los costes de la luz al término de este año. 

Es por ello que desde el tejido económico vigués también se sumen voces que reclaman al Gobierno central medidas para conseguir un sistema de precios más razonable y que no lastre la competitividad empresarial en una época ya convulsa por la crisis sanitaria.

Si bien la fijación de estos precios a diario en el mercado mayorista afectan principalmente a unos 11 millones de españoles que se acogen al Precio Voluntario para el Pequeño consumidor (PVPC), las distintas industrias y sectores estratégicos en el área de Vigo también  perciben con inquietud el golpe del ‘tarifazo’ eléctrico.

Ejemplo de ello son  las empresas  de la industria de transformación de productos del mar, un sector para el que el coste de la energía es vital para el desarrollo normal de su actividad. Juan Manuel Vieites, presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) y secretario general de Anfaco, patronal de la industria conservera, explica que el consumo eléctrico está asociado principalmente a la producción de frío  –cámaras frigoríficas y de conservación–, a los equipos de iluminación, equipamientos electrónicos y maquinaria, siendo el precio de la luz un elemento “que preocupa al tejido productivo”: “El consumo energético varía según la dimensión de cada empresa y debemos esperar al cierre del ejercicio y la evolución de la economía para aportar una valoración más precisa. En todo caso, actualmente son importantes las negociaciones que las empresas tengan con sus compañías eléctricas”, señala Vieites.

Otro de los sectores clave que vive con preocupación la meteórica subida de los precios de la electricidad es la industria del metal, aglutinando a sectores como la automoción, la fabricación de componentes, la reparación naval o la aeronáutica, en total más de 3.000 empresas gallegas y que aportan la quita parte del PIB de la comunidad: “Los cambios en la factura eléctrica recientemente introducidos tienen un impacto directo, pudiendo ver incrementados los costes eléctricos entre un 20% y un 40%”, apunta Enrique Mallón, secretario general de Asime, patronal metalúrgica gallega.

Mallón añade además que los incrementos en la factura afectan sobre todo a las grandes empresas con mayor consumo y que están habitualmente en las tarifas industriales, de la 6.1 a la 6.4.: “Son las que saldrán más perjudicadas porque consumen en las horas consideradas punta por la nueva estructura de peajes, de 10 de la mañana a 10 de la noche, teniendo una necesidad energética mayor”.

Además del tejido industrial, desde el sector servicios también se echan cuentas sobre cuánto se incrementará el precio de la factura este año. “Estamos hablando de un incremento medio de la factura entre un 15 y un 20%, una cifra que hace reducir los escuetos márgenes de beneficio actuales y se acerca a un umbral en el que un negocio puede no ser rentable simplemente por los costes energéticos”, afirma César Sánchez-Ballesteros, presidente de la Federación Provincial de Hosteleros (Feprohos).

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