Carla Subirana (Barcelona, 1972) es la directora de “Sica”, uno de los filmes con denominación de origen gallega de la temporada. Ayer fue su première en los cines Gran Vía, donde Subirana habló para Atlántico de esta historia rodada en Costa da Morte.
Con una importante trayectoria en el cine documental, ¿por qué escogió esta trama para estrenarse en la ficción?
Para mí, el cine es cine, ya sea documental o ficción. Esta historia comenzó a gestarse cuando llegué a Costa da Morte en 2016 a través del Camino de los Faros. Su paisaje, la brutalidad del océano, sus naufragios me cautivaron. Al venir del documental, abordé el tema de la misma manera. Regresé durante varios veranos, acompañé a las percebeiras que me explicaron su trabajo, hablé con víctimas de naufragios y con viudas del hundimiento tan dramático de “Os Tonechos” sucedido en 1991. Con todo fui hilando el guión. Luego contacté con una productora catalana y con una gallega.
Precisamente la omnipresencia del mar hace de Costa da Morte un personaje más.
La naturaleza, el paisaje, el viento y el mar están totalmente integrados en la historia, acompañan el viaje iniciático de Sica, donde descubre que las cosas no son como pensaba. Es un viaje donde dejará el mundo de la infancia. La tormenta interior de Sica va acompañada por una externa, “Ofelia”, que le anuncia Suso, el cazador de tormentas. Solo la naturaleza le devolverá el equilibrio a Sica.
Está rodada en el gallego de la zona, ¿el idioma le aporta ese plus de credibilidad?
Otra vez es resultado de mi forma de trabajar. Solo se diferencia del documental en que está guionizada, pero el método es el mismo, me baso en mi investigación. Por ejemplo el personaje de Suso está inspirado en el vigués Rubén Vázquez, responsable de Meteovigo, que se convirtió en caza tormentas porque a los 4 años quedó fascinado con el paso del ciclón “Hortensia” que se llevó el tejado de la casa de su abuela. En la película aparecen escenas que él me contó como la invocación de la lluvia. Suso también habla con las nubes. Es una fábula con héroes.
¿Cómo resultó trabajar con actores noveles?
Thais García (Sica) no había hecho ni siquiera teatro, pero tiene mucha fuerza y magnetismo. Cuando la vi llegar, dije “ya está, ya la tenemos”. Genera una sensación hipnótica, es la Sica que yo había escrito. Aquí funcionó la convivencia de dos actores profesionales (Nuria Prims y Lois Soaxe) con tres adolescentes, actores naturales, no profesionales, chicos de allí y los vecinos del pueblo. Esa verdad del documental se consigue con el método de trabajo y con el cásting.
¿Condicionó el rodaje trabajar con un elenco no profesional?
En los inicios del cine, los Lumière ya hibridaban y el cine contemporáneo también apuesta por esta convivencia. Para mí es un paso natural. La clave está en la capacidad de escuchar en el set, de esa generosidad de mirar y escuchar, pues cada uno llega a la escena por un camino diferente.
Alcanza el circuito comercial tras una gran acogida en festivales de Berlín, Barcelona y Málaga, ¿cómo fue la experiencia?
Llevar a los chicos a Berlín y que se proyectase en un festival de clase A fue fantástico para la película, la mejor puerta de entrada. Fue maravilloso el paso por todos.