Con los locales cerrados, se centra en proyectos de estudio y última un libro-disco dedicado a poetas gallegas
Alberto Cunha fue ayer el protagonista de una cena en honor de “El Grito de México”, que simboliza el proceso de independencia del país azteca. Para la ocasión, el showman vigués salió con una estética peculiar. “Vengo en plan mariachi para interpretar un repertorio de música mexicana, rancheras y canciones populares”, afirmó Cunha, que dadas las restricciones de la nueva normalidad prefirió actuar sin levantar demasiada expectación.
Como profesional de la música en directo está sufriendo en primer persona las consecuencias de la prevención ante el covid. “En estos momentos los que vivimos de la música no estamos ingresando un euro, ya que los locales están cerrados y la alternativa que había, las actuaciones al aire libre, ya se acabó con los diluvios”, afirma.
Además de la falta de espacios para actuar, Cunha también detecta bajas expectativas entre los locales y público: “Las salas de conciertos no están abiertas, se vincula el ocio cultural al ocio nocturno; pero además la gente se muestra reacia a entrar en los locales, hay mucho miedo a estar en un sitio cerrado, aunque estén aseguradas todas las medidas del protocolo y esté perfectamente desinfectado”.
Así las cosas, Alberto Cunha se centra en sus proyectos de estudio. Está finalizando un trabajo donde pondrá voz a los versos de poetas gallegos: “Es un libro-disco con unas ilustraciones muy especiales del que pronto se hablará”.
Con las dificultades de la reducción de movilidad, sigue adelante con apuestas como su cuarteto de jazz: “Mi pianista está en Madrid componemos y ensayamos a través de las plataformas de internet”.
Como profesional de la música en directo está sufriendo en primer persona las consecuencias de la prevención ante el covid. “En estos momentos los que vivimos de la música no estamos ingresando un euro, ya que los locales están cerrados y la alternativa que había, las actuaciones al aire libre, ya se acabó con los diluvios”, afirma.
Además de la falta de espacios para actuar, Cunha también detecta bajas expectativas entre los locales y público: “Las salas de conciertos no están abiertas, se vincula el ocio cultural al ocio nocturno; pero además la gente se muestra reacia a entrar en los locales, hay mucho miedo a estar en un sitio cerrado, aunque estén aseguradas todas las medidas del protocolo y esté perfectamente desinfectado”.
Así las cosas, Alberto Cunha se centra en sus proyectos de estudio. Está finalizando un trabajo donde pondrá voz a los versos de poetas gallegos: “Es un libro-disco con unas ilustraciones muy especiales del que pronto se hablará”.
Con las dificultades de la reducción de movilidad, sigue adelante con apuestas como su cuarteto de jazz: “Mi pianista está en Madrid componemos y ensayamos a través de las plataformas de internet”.
