La pasión con la que Salvador Sobral inunda cada auditorio cuando toma el micrófono es única. Ayer, los asistentes al Mar de Vigo lo pudieron comprobar, con el regreso del cantautor luso, que presentó su trabajo “ Bpm:Latidos por minuto”. Una referencia al corazón, al suyo propio, que sigue latiendo a pesar de los problemas con los que tuvo que lidiar a lo largo de su vida. El ganador de Eurovisión 2017 volvió a rendir un emotivo homenaje a la música portuguesa, a la canción lenta y al sentimiento en sus letras, pero también mostró aires renovados de un cantante que, desde su victoria en el certamen internacional, su nivel musical ha crecido a pasos agigantados. No es la primera vez que pisa Vigo. El lisboeta ya estuvo presente en el festival TerraCeo el año pasado, también en el Mar de Vigo, colgando el cartel de completo al igual que en la actuación de ayer.
El nuevo disco mostró a un Salvador Sobral renovado, con nueva identidad. Por primera vez incluyó la guitarra en sus composiciones, pero sus sentimientos continúan en la música. Rodeado por un cuarteto (Max Agnas al piano, André Rosinha al contrabajo, Bruno Pedroso a la batería y André Santos a la guitarra), hizo que el público se volviese a emocionar, como lo consiguió en toda Europa con su participación en Eurovisión. El artista, que vivió parte de su vida en España, concretamente en Mallorca y Barcelona, estudió en la prestigiosa escuela Taller de Musics.
Con sus inicios en solitario, Sobral experimentó con la música a través de los programas de la televisión portuguesa. Así consiguió vencer en el Festival de la Canción con “Amor pelo dois", con una balada, y rompió la mala racha del país luso en Eurovisión, sin ganar desde el 1964.
