El temor a un repunte de rupturas sentimentales durante el confinamiento por la convivencia obligada del estado alarma no se ha hecho efectivo por el momento. Muy al contrario, la estadística judicial, afectada por el daño colateral de la crisis sanitaria, muestra un descenso de las demandas de divorcios, separaciones y disoluciones de parejas sentimentales de un 31,6% en los seis primeros meses del año.
A nivel de Galicia, sólo de enero a marzo, ya se notó un descenso, debido precisamente a la paralización judicial a partir del 14 de marzo. Extendiendo ese periodo hasta mayo, la situación se traduce, al menos en Vigo, en 303 demandas, frente a las 443 presentadas hasta el último día de junio.
La estadística refleja que siguen siendo mayoría las parejas, tanto matrimonios como de hecho, que logran poner fin a su convivencia de forma amistosa. De las 303 demandas, 133 fueron separaciones y divorcios de cónyuges de mutuo acuerdo, a los que hay que sumarles las ‘more uxorio’ consensuadas (rupturas de parejas de hecho), es decir otras 57. Las que acaban poniendo su futuro en manos de un juez fueron 74 si se habla de matrimonios y 39 de parejas de hecho.
Las cifras bajan en todos los aspectos respecto a los registros del año pasado, pero la estadística podría fluctuar en la segunda mitad del año, cuando comiencen a darse salida a las demandas paralizadas durante el estado de alarma.
No obstante, la tendencia de los últimos años al menos del 2019 respecto al 2018 fue de descenso en las rupturas, una tónica que también rige el número de parejas que deciden formalizar su convivencia bien mediante matrimonio, bien mediante registro.
Bodas que se anulan
El estado de alarma ha provocado un efecto hasta ahora prácticamente inexistente en el Registro Civil y es el de la anulación de bodas. Fuentes judiciales explicaron que desde la oficina se contactó con todas las parejas cuyo enlace había quedado paralizado por la pandemia para señalar nueva fecha y que ‘curiosamente’ hubo un porcentaje bastante relevante de futuros contrayentes que decidió no posponer sino dar marcha atrás en sus planes. Aún así, hubo quienes siguieron adelante con la boda, lo que ha originado un aluvión de señalamientos al juntarse con las fechas ya previstas durante los meses de mayor demanda, a partir de mayo. Las mismas fuentes explicaron que los expedientes de matrimonio perduran durante un año, sin embargo, quienes decidieron no poner fecha optaron por pensarlo y volver a solicitarlo en un futuro en caso de volver a plantearse la boda.n