Rayden visitó el set de Atlántico TV bajo su nombre real, David Martínez Álvarez y con su faceta de novelista, “escritor y persona viviente y sintiente”, como el mismo especifica. Llegó para presentar “El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo”, su debut en la narrativa.
La canción vinculada a esta novela ofrece un final abierto. ¿En la escrita hay una conclusión más clara?
No puedo decir nada. Sí que es cierto que como ya me comentaron, este es un libro que no se puede leer en diagonal. En estos tiempos en que necesitamos ojearlo todo, está bien que tengamos algo que nos obligue a detenernos a abrazar y dar el valor a las cosas que lo tienen.
¿Por qué da ahora el salto a la narrativa?
Ya me lo iba pidiendo el cuerpo. Supongo que los que me acompañaron en los poemarios ya sabrán que quería dar un paso más, escribir en prosa ou un texto en formato novela. Fue una transición natural. En principio, pensé en hacerla toda en verso, sería la segunda, la primera es la de Adolfo Domínguez. Según fui avanzando, me di cuenta de que de esa forma iba perdiendo mucha historia. Dejé en verso los dos capítulos, luego hice la canción y el videoclip, que contribuyeron a poner los raíles por donde debía transcurrir los hechos.
Entonces que fue antes, ¿la novela o la canción?
Es una idea un poco Frankestein. Primero fueron los dos capítulos en verso, después la canción con el vídeo, la incluí en el disco y funcionó muy bien, por lo que retomé la novela.
¿Es una forma de dar continuidad a una idea?
No, solo quería personificar este tipo de apegos, el levitativo de las personas tipo cactus o los ansiosos como las personas globo, y basándome en sus características, mostrar algunos estigmas sociales, hacer una radiografía que cómo somos los seres humanos. El poder contar en el videoclip con los actores Mina El Hammani y Bernabé Fernández sí que marcó muchas cosas que en la novela tenían que pasar. Me gusta decir que el vídeo es la historia edulcorada que contamos a los amigos de cómo nos conocimos, mientras la novela es la parte más cruda, más visceral.
Aunque son personajes extremos, en algún momento pueden provocar la identificación del lector. ¿Estaba previsto?
Yo he sido un Ciro (hombre globo) de la vida. Hay momentos en que los odias, otros empatizas con ellos, te sientes identificado, los quieres cerca o de repente los prefieres muy lejos, enviárselos a un enemigo. Lo importante es que son personajes que mueven al lector por dentro y lo hacen sentir.
¿Esta novela es algo puntual o el inicio de una trayectoria?
Ya empecé con la segunda novela. He encontrado por primera vez mi vocación: escribir novelas, me gusta. Tengo muchas inquietudes y con todo el cariño, destino mis energías en distintas vertientes.
Y esta segunda novela, ¿va a tener canción?
No, no va a tener, creo que no.
¿En qué se inspira para crear?
Es una forma de conocerme a mí mismo, de poner sobre el tapete cuestiones que quería diseccionar para entenderme. Como no tengo bisturí, abro el melón y compruebo.
En una ocasión aseguró que leyó “Follas novas”, de Rosalía de Castro.
Es mi libro favorito. Tengo una edición mitad en gallego, mitad en castellano. Se enfrenta a los que denostan una lengua cooficial, es una forma de reivindicar solo con el poder de la palabra, una manera de proteger la memoria histórica. Rosalía de Castro fue una verdadera luchadora, se aprecia su valentía y su osadía.
Pero no es el único vínculo que tiene con Galicia, ¿cómo surgió su colaboración en “Averno” con Tanxugueiras?
Fue durante la pandemia, me las presentaron en ciclo de conciertos íntimos, estuvimos cenando juntos y me cayeron increíble. Surgió un vínculo desde 2020 y en 2021 quise sacarlas a cantar conmigo en noviembre el Wizink Center. Luego todos participamos en Benidorm Fest y ahí comenzó una relación muy estrecha. La misma que tengo con los Ferreiro. Me siento muy querido en Galicia, también por el público.
