Esta Semana Santa iba a ser la de la renovación de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Silencio, pero no pudo ser, ya que por causa del coronavirus se decretó el estado de alarma, cancelando todos actos en el exterior. Con nueva directiva, afronta un rejuvenecimiento de sus integrantes. Así, su presidente, Guillermo Carballido reconoce que no está siendo fácil.
¿Cómo están viviendo esta Semana Santa desde la Cofradía?
Con un poco de tristeza por no poder sacar los pasos y porque después de estar cuatro meses trabajando no podemos mostrar los logros como los trajes nuevos de los cofrades. Las procesiones tienen mucho de sentimental y poder sacar las imágenes en procesión el 14 y el 15 de septiembre sería un consuelo a esta Semana Santa tan triste; fue una posibilidad que dio el obispo, pero aún está pendiente de decisión. De todas formas, este domingo, con la lluvia que cayó tampoco habría salido la Borriquita.
En pocos meses lograron renovar una parte importante de los integrantes. ¿Este paréntesis obligado que les da más tiempo puede ser beneficioso en ese proceso de cambio?
Durante cuatro meses estuvimos peleando con las administraciones para que se involucrasen y preparando actividades como el concierto del 75 aniversario de la Cofradía, con esa campaña logramos renovar el 30% de la base. En pocos meses conseguimos ilusionar a gente joven y en eso seguimos. Ahora tenemos más tiempo para animar a los nuevos cofrades y a damas.
Una de las medidas que tomaron fue promover la relación del juventud con el paso de San Juan.
Sí. Este año estaba previsto que adolescentes llevasen esta imagen que es el patrón de los jóvenes. Nos interesa porque es una forma de crear cantera. La banda de tambores está ya integrada por jóvenes.
También hace un llamamiento a que se suman mujeres entre las damas de la cofradía. ¿No hay mujeres cofrade?
Las mujeres son las damas, aunque para ello tienen que ser también cofrades. Es como un distintivo a mayores. Son las encargadas de llevar a la Virgen y fue muy triste que el año pasado solo había una dama de negro con su mantilla acompañando este paso.
