La piel como lienzo, un tipo de arte cada vez más común en Vigo

Los estudios de tatuajes están cada vez más especializados, atendiendo a gente de todas las edades, tanto jóvenes como mayores. Las diferencias generacionales ya no son tan visibles a la hora de grabar un diseño en la piel, ya que, según Veiga, ha “visto de todo”, desde tatuajes sin sentido a diseños de lo más sentimentales.
photo_camera Los estudios de tatuajes están cada vez más especializados, atendiendo a gente de todas las edades, tanto jóvenes como mayores. Las diferencias generacionales ya no son tan visibles a la hora de grabar un diseño en la piel, ya que, según Veiga, ha “visto de todo”, desde tatuajes sin sentido a diseños de lo más sentimentales.
Los tatuadores, cada vez más especializados, atienden a personas de todas las edades, con diseños de todo tipo

Conocer a una persona que no tenga ningún tatuaje, actualmente, puede resultar algo difícil. El arte de plasmar un diseño en la piel es cada vez más común, causando un ‘boom’ de aperturas de estudios de tatuajes en la ciudad viguesa, con alrededor de 50 establecimientos. Además de este medio centenar de locales autorizados, muchos tatuadores se refugian en la comodidad de su casa con su propio equipo, causando que esta cifra de profesionales aumente mucho más. 

“Hoy en día, los estudios están cada vez más especializados en diferentes estilos”, explica Yelko Veiga, tatuador de Akouga Studios, especializado en el puntillismo.  Como él, cientos de artistas en Vigo ofrecen trabajos cada vez más personalizados, pero con todas las trabas que conlleva el tener cada vez más exposición.

Gente de todas las edades se animan a tunear su cuerpo, tanto mayores como jóvenes. Las diferencias generacionales no se hacen notar a la hora de enfrentarse a la aguja. “Con la gente mayor me tengo encontrado de todo”, confiesa Veiga, mientras termina de ultimar los detalles del logo de la cerveza ‘1906’ en el brazo de Cholo, de 62 años. Desde nombres de hijos a diseños de lo más simpáticos, los estigmas hacia los tatuajes, hoy en día, son casi inexistentes.

Sin embargo, se deben tener en cuenta ciertos factores a la hora de escoger diseño y tatuador, para gravar en la piel el mejor resultado posible. La imagen es extremadamente importante para estos artistas de la aguja, con las redes sociales como su principal herramienta. “Lo más habitual, hace años, era el boca a boca, hoy en día hay más posibilidades gracias a Instagram”, explica Veiga, que ya mostraba sus diseños sobre papel antes de dedicarse a su trabajo actual. 

Según el tatuador, para asegurarse si se va a acudir a un buen profesional o no son las reseñas, valoraciones y testimonios, ya que “en las fotos puede haber bastantes retoques”.

Los arrepentidos apuestan más por cubrir sus tatuajes con otros

Las mariposas o los infinitos, hace años, eran los tatuajes más pedidos en los estudios. Actualmente, los diseños más reclamados son las líneas finas y piezas realistas, aunque los famosos tribales están viviendo su momento de vuelta a la moda, con diseños algo más modernos pero sin perder la esencia. 

Junto con ellos, los nombres de personas son el pan de cada día de los tatuadores, aunque, irónicamente, también son los más eliminados.  La cantidad de personas arrepentidas que acuden a los estudios para borrar de su piel un diseño que ya no les gusta o que, por diferentes circunstancias, se ha extendido la tinta, no es preocupante. Sin embargo, lo más común es que todos estos arrepentidos acudan a los profesionales a hacer un ‘cover up’, cubrir un tatuaje con otro. 

Cada año que pasa, además, las partes del cuerpo donde los clientes desean realizar un tatuaje son más peculiares. El tatuaje más raro realizado por Veiga es una palabra dentro de la boca, aunque eso no es nada comparado con otros tatuadores, que deciden rechazar trabajos en zonas como los genitales. 

Otra problemática con la que estos profesionales se encuentran muy a menudo tiene que ver con los propios diseños. Lo habitual es que el propio tatuador elabore el tatuaje antes de realizarlo al cliente, muchos, cobrando solo por diseñarlo, ya que es común que los clientes lleven el diseño a otro artista que se lo realice por un precio menor.

Para evitar esto, muchos profesionales ya no comparten previamente el diseño, trabajando en la misma cita presencial en el estudio con el cliente. De esta forma, logran asegurarse que su arte no sea plagiada por desconocidos.

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