El fiscal acusa al hombre de golpear a la mujer varias veces en la cabeza delante de su hijo menor
El hombre de 64 años, J.P.D., que fue detenido en abril del año pasado como presunto autor del ataque a una mujer con una barra de hierro en una vivienda de la calle Numancia se enfrenta a nueve años de prisión. La Fiscalía le acusa de un delito de homicidio en grado de tentativa y solicita además el alejamiento de la víctima por 10 años y el pago de una indemnización de 20.000 euros.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 6 de la mañana del 16 de abril de 2019. Según la acusación pública el presunto agresor y la víctima, de 41 años, mantenían una relación de amistad cercana y habían salido la noche anterior de fiesta. Después, ambos se fueron a la vivienda de la mujer en el Calvario. Allí, por motivos que se desconocen, el fiscal relata que el acusado “con ánimo de acabar con la vida” de ella, cogió una barra de hierro y le asestó por detrás con gran fuerza al menos cinco golpes en la parte posterior de la cabeza. En ese momento, el relato de la acusación sitúa a la víctima de espaldas a su presunto agresor y asegura que el hijo menor de la mujer, de 11 años, presenció parte del ataque. El niño, continúa el fiscal, pidió al acusado que parase pero éste le contestó que “le hago esto porque se lo merece, por chulearme”.
Tras el ataque, el acusado huyó del lugar en coche mientras su amiga quedaba tendida en el suelo sangrando abundantemente por la cabeza. Así fue encontrada por los agentes de Policía, quienes dieron aviso a una ambulancia que la trasladó hasta el Hospital Álvaro Cunqueiro. A consecuencia de los golpes recibidos, la víctima sufrió traumatismo craneoencefálico, además de hematomas, fracturas y heridas, lesiones que tardaron casi dos meses en curar.
La Policía inició la búsqueda del presunto agresor que fue localizado horas después del suceso en las inmediaciones de la estación de trenes de Ourense, tras ser reconocido por un vigilante. Los agentes descubrieron que había enviado un whatsapp a su hermano asegurando que “matei a Bela, marcho a Portugal”.
En un primer momento, la causa fue enmarcada como violencia de género, sin embargo, la propia víctima negó mantener una relación sentimental con el agresor quien en su declaración ante el juez reconoció que la golpeó pero alegó que lo hizo durante un forcejeo. Señaló que ambos discutieron, hubo una pelea y ella le empujó por lo que se cayó al suelo sufriendo lesiones.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 6 de la mañana del 16 de abril de 2019. Según la acusación pública el presunto agresor y la víctima, de 41 años, mantenían una relación de amistad cercana y habían salido la noche anterior de fiesta. Después, ambos se fueron a la vivienda de la mujer en el Calvario. Allí, por motivos que se desconocen, el fiscal relata que el acusado “con ánimo de acabar con la vida” de ella, cogió una barra de hierro y le asestó por detrás con gran fuerza al menos cinco golpes en la parte posterior de la cabeza. En ese momento, el relato de la acusación sitúa a la víctima de espaldas a su presunto agresor y asegura que el hijo menor de la mujer, de 11 años, presenció parte del ataque. El niño, continúa el fiscal, pidió al acusado que parase pero éste le contestó que “le hago esto porque se lo merece, por chulearme”.
Tras el ataque, el acusado huyó del lugar en coche mientras su amiga quedaba tendida en el suelo sangrando abundantemente por la cabeza. Así fue encontrada por los agentes de Policía, quienes dieron aviso a una ambulancia que la trasladó hasta el Hospital Álvaro Cunqueiro. A consecuencia de los golpes recibidos, la víctima sufrió traumatismo craneoencefálico, además de hematomas, fracturas y heridas, lesiones que tardaron casi dos meses en curar.
La Policía inició la búsqueda del presunto agresor que fue localizado horas después del suceso en las inmediaciones de la estación de trenes de Ourense, tras ser reconocido por un vigilante. Los agentes descubrieron que había enviado un whatsapp a su hermano asegurando que “matei a Bela, marcho a Portugal”.
En un primer momento, la causa fue enmarcada como violencia de género, sin embargo, la propia víctima negó mantener una relación sentimental con el agresor quien en su declaración ante el juez reconoció que la golpeó pero alegó que lo hizo durante un forcejeo. Señaló que ambos discutieron, hubo una pelea y ella le empujó por lo que se cayó al suelo sufriendo lesiones.
