Vigo

La obra póstuma de Ramón Iglesias

Ramón Iglesias destacó la importancia que la familia Alfageme dio a la arquitectura de sus fábrica al considerarla parte de la identidad propia de su empresa de producción de conservas, algo que, según indica, se pone de manifiesto en la presencia de la imagen de las fábricas y la vivienda familiar de Candás en los anuncios publicitarios.
photo_camera Ramón Iglesias destacó la importancia que la familia Alfageme dio a la arquitectura de sus fábrica al considerarla parte de la identidad propia de su empresa de producción de conservas, algo que, según indica, se pone de manifiesto en la presencia de la imagen de las fábricas y la vivienda familiar de Candás en los anuncios publicitarios.
“Alfageme. Historia e memoria” será la próxima publicación que presente el Instituto de Estudios Vigueses en la que el historiador analiza la fábrica conservas en colaboración a Xoán Carmona y Mariña López

Historiador, docente y miembro del Instituto de Estudios Vigueses, Xosé Ramón Iglesias, fallecido en noviembre, reservó una nueva contribución al estudio del patrimonio de Vigo. Así acaba de salir de imprenta “Alfageme. Historia e memoria”, una obra póstuma que firma junto a Xoán Carmona y Mariña López, con la que se le rendirá un último homenaje.
Iglesias Veiga, especialista en la arquitectura viguesa del cambio se siglo y comienzos del XX, abordó el capítulo referente al inmueble como ejemplo de construcción industrial. “O conxunto fabril de Alfageme é un magnífico exemplo de arquitectura industrial que se aproxima á modernidade pola pulcritude e claridade da linguaxe, coidado sentido do proxecto, atención ás necesidades de producción e emprego de criterios de funcionalidade, sen renunciar á representatividade da propia arquitectura”, apuntó. Aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento a su conservación: “O seu valor cultural e histórico para Vigo non se pode poñer en dúbida; é un dos edificiso máis representativos do sector conserveiro”.
La elección del arquitecto, Manuel Gómez Román (1876/1964), por parte da familia, la calificó como una garantía, xa que “gozaba na cidade dunha alta reputación tanto no aspecto profesional como no persoal”. Puntualizó que cuando asume el encargo en 1928, “era un consumado arquitecto que asumía os postulados dun rexionalismo de contidos galaicos ao que se mantivo fiel ata o final da súa vida”. Le aplaude a Gómez Román haber introducido en el ensanche vigués un modernismo temperado “que non pretende romper coa tradición do suntuoso eclecticismo pétreo”.

Manuel Gómez Román es el responsable de edificaciones emblemáticas de la ciudad como el edificio Simeón (1907/1911) o el Mulder, como conocido como el del huevo (1910). En cuanto a su  trabajo en el complejo Alfageme asegura que se sitúa entre la tradición y la modernidad: “Aposta con claridade pola sobriedade e a depuración ornamental sen abandoar un dos contidos básicos do rexionalista, como o emprego de granito”. Revaloriza el conjunto arquitectónico con la conservación de la vivienda en el interior del recinto, “posto que moitos chalés proxectados por este arquitecto desapareceron ou foron mutilados” como Agarimo (1931), de Peniche.

Trabajadoras de los años 30

El 85% de los trabajadores de Alfageme eran mujeres, aunque a mediados del siglo XX tenían escasa presencia sindical.

El 85% de los trabajadores de Alfageme eran mujeres, aunque a mediados del siglo XX tenían escasa presencia sindical.

El símbolo de la industria local

El conjunto de Alfageme en Bouzas es uno de los pocos ejemplos de fábricas que se mantienen del despegue económico vigués.

El conjunto de Alfageme en Bouzas es uno de los pocos ejemplos de fábricas que se mantienen del despegue económico vigués.

Xoán Carmona alerta de su falta de protección

 Xoán Carmona abre esta publicación colectiva con el análisis de Alfageme como un símbolo de la industrialización viguesa. Ante la desaparición de otros edificios de “notable valor arquitectónico, simbólico e mesmo funcional” del patrimonio fabril vigués, señala que Alfageme “non está incluido en ningunha das figuras de protección da Lei de Patrimonio Cultural de Galicia e aínda que sí aparece no Catálogo de Bens Culturais deo Concello de Vigo, é referido só ao edificio central; deste xeito non hai protección para as ampliacións que Manuel Gómez Román proxectou posteriormente, nin para o xardín, nin para a vivenda dos propietarios”.
Para Carmona, Alfageme junto a Albo “son os dous principais exemplos vivos que permiten visualizar aquel carácter marítimo-industrial co que Vigo se converteu nunha cidade moderna, pezas centrais e únicas da identidade viguesa”. Apunta que como tal forman parte de la memoria colectiva y fueron el escenario elegido por escritores como Xosé Cid Cabildo (“Unha historia que non vou contar”) o Beto Luaces (“Vicus. Un lugar aquelado”).n

Mariña López descubre el alma de la conservera

 Mariña López se encarga de la segunda parte de la publicación, la dedicada a su factor humano. “O 85% do seu persona eran mulleres, esta alta intensidade de traballo segúa a pauta laboral de todas as empresas do sector conserveiro”.
Apunta que seguía la misma política de contratación del sector. “A división laboral por xénero na conserva era consecuencia de las decisións adoptadas por varias institucións sociais: familia, empresa e Estado”. 
Señala que el tipo de contrato en ese momento podía ser fijo o eventual. “Historicamente as reivindicacións famininas nas fábricas de conservas centráronse na cobranza arreo ou a soldo, no seguro de maternidade e nas horas da xoranda laboral; na segunda metade do século XX a fonte de conflicto principal é a mobilidade do tipo de contrato”. Sin embargo, López señala la escasa presencia de mujeres en los sindicatos obreros.
Dentro del apartado dedicado al alma de la fábrica, la historiadora recuerda la imagen de marca, “os gatiños Miau”.n

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