El grupo que investiga el caso vigués también tiene asignado el la desaparición de la pontevedresa Sonia Iglesias, un caso que pasó a manos de la sección de Madrid el 25 de agosto de 2010, siete días después de que se le perdiera el rastro.
Carlos Segarra señala que la unidad trabaja siempre sobre el terreno, aunque su base de operaciones esté en Madrid. “Nos desplazamos al lugar de los hechos y viajamos constantemente. Cuando los casos que llevamos son antiguos, nos toca conocer la ciudad, el entorno, los círculos de confianza de las víctimas, es complicado. No obstante siempre trabajamos en conjunto con los compañeros de las distintas plantillas y eso nos ayuda mucho. Su apoyo es valiosísimo”.
“Cada vez que cogemos una investigación, la revisamos desde el principio, inventariamos todo, analizamos cada elemento que existía y las declaraciones, volviendo a hablar con los testigos de nuevo si es necesario o acudiendo al lugar de los hechos, todo a nivel del investigador que va a retomar el caso”.
Carlos Segarra señala que la unidad trabaja siempre sobre el terreno, aunque su base de operaciones esté en Madrid. “Nos desplazamos al lugar de los hechos y viajamos constantemente. Cuando los casos que llevamos son antiguos, nos toca conocer la ciudad, el entorno, los círculos de confianza de las víctimas, es complicado. No obstante siempre trabajamos en conjunto con los compañeros de las distintas plantillas y eso nos ayuda mucho. Su apoyo es valiosísimo”.
“Cada vez que cogemos una investigación, la revisamos desde el principio, inventariamos todo, analizamos cada elemento que existía y las declaraciones, volviendo a hablar con los testigos de nuevo si es necesario o acudiendo al lugar de los hechos, todo a nivel del investigador que va a retomar el caso”.
