Un milagro para salvar el primer órgano

El órgano de Santiago de Vigo, datado en 1908, es el más antiguo de Vigo y permanece en desuso en el coro de la iglesia.
photo_camera El órgano de Santiago de Vigo, datado en 1908, es el más antiguo de Vigo y permanece en desuso en el coro de la iglesia.
La donación hecha en 1908 por Carlota García Barbón, hermana del benefactor de la ciudad, permanece en el coro de Santiago de Vigo a la espera de una restauración integral o de su definitiva desmantelación

Dos organistas desahuciaron el órgano de Santiago de Vigo, el más antiguo de la ciudad, uno de ellos, el responsable de la restauración del de la Concatedral. Hace décadas que está en desuso y conforme pasa el tiempo su deterioro aumenta. Permanece en el coro del templo neoclásico a la espera de una salida.

El párroco, José Antonio Marzoa, aún consciente de su valor no encuentra solución ante la falta de implicación de las administraciones: “Esta iglesia es patrimonio, tiene muchas necesidades y poco dinero”. Consagrada en 1907, Santiago de Vigo es con una de las referencias viguesas en el Camino portugués y en el desarrollo local.

Marzoa colaborará con el primer festival de música para órgano, “8 pés”, que tendrá lugar la semana que viene (del martes al sábado) en Vigo y permitirá las visitas en grupos reducidos para conocer el instrumento. “Hay mucha madera podrida y habría que cambiar los cables, pero lo más valioso son los tubos porque representan el sinfonismo español del siglo XIX, ese sonido es único, hay que mantenerlo”, apunta Manuel Martínez, director artístico de La Clásica y organizador del festival.

Este órgano salió del taller Aquilino Amezúa, maestro del Alberdi, el organista que un año después construiría el de la Concatedral, el único en activo de la ciudad tras su restauración en 2017. A falta de un análisis más detallado, Martínez señala que “es menor que el de Santa María, pero los acabados en la madera son más finos, el sistema inicial de funcionamiento aún es neumático”.

Además del valor musical, destaca su importancia para el conocimiento de la historia local: “Se construye en el contexto de 1900, cuando surge el Vigo industrial en torno a Policarpo Sanz y García Barbón, el ensanche entra en rivalidad con el Casco Vello y la rúa Real, hasta entonces la vía principal; frente a la entonces Colegiata se construye Santiago de Vigo y como ejemplo de su potencial recibe un cáliz de oro, regalo de Alfonso XIII y una casucha del Papa”, afirma. Asimismo, Manuel Martínez considera que el encargo de un nuevo órgano, el actual para la parroquia del Casco Vello, fue una reacción ante la donación de la familia García Barbón.

“Cuando era pequeño recuerdo que escuchar la música del órgano en la iglesia, pero estoy valorando desmontarlo y tirarlo, como me aconsejaron, porque no hay dinero y según afirman no tiene arreglo”, declara Marzoa, de 72 años, que lleva nueve al frente de la parroquia. La recuperación del de la Concatedral fue posible en 2017 con la aportación del Concello que destinó una partida de 139.000 euros, 124.000 para la afinación y 15.000 para la promoción de conciertos.

“El gran problema es que no hay organistas y así no se mantienen, los órganos están compuestos por cientos de piezas que funcionan con aire, si no se usan cogen hongos”, indica el compositor Alejo Amoedo, que se interesó por el de Santiago de Vigo hace años.

El festival “8 pés” organizará el próximo martes una mesa redonda en la que participará Acitores, el restaurador de los órganos de la Concatedral y el teatro Fraga, a quien se le consultará las posibilidades para aplicar al órgano de Santiago de Vigo. “No hay constancia de cómo era este órgano, se sabe que en 1934 tuvo una restauración por valor de 3 millones de pesetas, pero en los años 50 quedó olvidado con la llegada de los eléctricos; en realidad no hay especialistas en órganos, la intención es poner en común lo que sabemos entre todos”, explica el musicólogo Pablo Abreu, que también participará en la charla.

El del cine Fraga, en custodia por Abanca

El tercer órgano del siglo XX en Vigo era un Opus 86 de la década de 1940 que se instaló en el cine Fraga. “Era lo habitual para acompañar las proyecciones de cine mudo, a diferencia de los órganos religiosos, tenía más registros sinfónicos”, apunta Manuel Martínez.

Cuando la entonces Caixa Galicia compró el teatro e inició la reforma interior, el órgano fue desmontado y enviado a Acitores en Palencia para su recuperación, sin que haya vuelto a la ciudad. Consultadas por este medio, fuentes de Abanca aseguran que “fue restaurado por completo y en la actualidad está depositado en un almacén que reúne las condiciones adecuadas para garantizar su correcta conservación”.

El arquitecto Martín Curty publicó el libro “Cines de Vigo” en el que analizó el Fraga: “Gutiérrez Soto fue el responsable de su integración en el diseño; era el arquitecto de moda en Madrid que trajo a Vigo Isaac Fraga”. 

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