Cáritas prepara un programa de actividades para conmemorar con la ciudad los cincuenta años de historia de la ONG católica, en la que trabajan para solventar las necesidades de la población con menos recursos
Solo en 2018 Cáritas atendió en Vigo a 7.357 personas en programas de acción social, 933 participaron en los talleres de promoción de empleo, 171 formaron parte de los programas de atención familiar y 189 de los de salud, además se prestó apoyo psicológico a 120 personas y asesoría jurídica a 425, al tiempo que se atendieron a 24 menores y 46 niños acudieron a su escuela infantil. El 9 de enero la ONG católica, vinculada a la diócesis de Tui-Vigo, cumplirá cincuenta años desde su puesta en marcha por el entonces obispo, José Delicado Baeza.
Eugenio Gonzalo Davila dirige Cáritas desde 2016. Explica que la prioridad de la institución siempre es la persona: “En Cáritas intentamos leer los signos de los tiempos para poder intervenir y ayudar lo antes posible; son las personas las que sufren y pasan necesidades vitales, desde carencias de alimentos básicos y vestuario para vivir en sociedad con dignidad, hasta la necesidad de ayudas para tener un hogar decente, la falta de empleo estable, las adicciones, la soledad”.
Gonzalo Davila asegura que después de cincuenta años, la pobreza y la exclusión social “continúan existiendo, por eso Cáritas se mantiene viva y así seguirá”.
Cuenta con 41 profesionales contratados en los nueve programas de apoyo y formación profesional, además de dos puntos de orientación laboral en Redondela y Vigo. Otros nueve empleados trabajan en el proyecto textil con la comercialización de ropa a través de la tienda Koopera. A ellos hay que sumar los 548 voluntarios repartidos por 80 parroquias. La coordinación se realiza a través de Cáritas Diocesanas: “Es algo muy complejo, pero los medios económicos no nos permiten contratar un número mayor de personal”, puntualiza Gonzalo.
No existe un tipo predominate de participante en los programas de la institución, tal y como explica su director: “Es difícil y delicado concretar un perfil, pero sigue siendo urgente la atención al colectivo femenino, mujeres sola o monoparentales con hijos, es lo que llamamos la feminización de la pobreza”. En el último año notaron un incremento de migrantes, especialmente de Latinoamérica: “Muchos han gastado sus escasos ahorros en busca de un lugar más estable para vivir y ahora se encuentran con mucha necesidad.
El principal problema al que se enfrenta Cáritas es el de la vivienda: “Los alquileres son muy elevados y una condiciones que dificultan a las familias acceder a ellos; con los raquiticos sueldos o ayudas, tienen que afrontar los otros complementos de la propia vivienda”.
Para mantener su labor y ante las actuales necesidades, el director de Cáritas advierte que “los recursos de los que disponemos no son suficientes”. A nivel económico, aunque reconoce la importancia de las ayudas de las administraciones, señala la urgencia de aumentar los fondos propios, por lo que “apelamos a personas de buena voluntad a hacerse socios de Cáritas a hacer alguna donación puntual o dejar algún legado, y a las empresas a colaborar en el ámbito de lo social”. Pero también requieren “personas que quieran involucrarse y comprometerse en el bien de los demás; necesitamos aumentar la implantación en más ámbitos parroquiales y por ello necesitamos más voluntariado”.
Para Eugenio Gonzalo Davila es importante destacar que “en Cáritas no vemos a nuestros participantes como seres inferiores, sino como nuestros semejantes, a quienes la gestión de su vida por los motivos que fueran, no les fue bien; la beneficiencia, el asistencialismo y la solidaridad son importantes y necesarios en determinados momentos, siempre que encaminen la promoción humana y que no se prolonguen más de lo necesario.
Eugenio Gonzalo Davila dirige Cáritas desde 2016. Explica que la prioridad de la institución siempre es la persona: “En Cáritas intentamos leer los signos de los tiempos para poder intervenir y ayudar lo antes posible; son las personas las que sufren y pasan necesidades vitales, desde carencias de alimentos básicos y vestuario para vivir en sociedad con dignidad, hasta la necesidad de ayudas para tener un hogar decente, la falta de empleo estable, las adicciones, la soledad”.
Gonzalo Davila asegura que después de cincuenta años, la pobreza y la exclusión social “continúan existiendo, por eso Cáritas se mantiene viva y así seguirá”.
Cuenta con 41 profesionales contratados en los nueve programas de apoyo y formación profesional, además de dos puntos de orientación laboral en Redondela y Vigo. Otros nueve empleados trabajan en el proyecto textil con la comercialización de ropa a través de la tienda Koopera. A ellos hay que sumar los 548 voluntarios repartidos por 80 parroquias. La coordinación se realiza a través de Cáritas Diocesanas: “Es algo muy complejo, pero los medios económicos no nos permiten contratar un número mayor de personal”, puntualiza Gonzalo.
No existe un tipo predominate de participante en los programas de la institución, tal y como explica su director: “Es difícil y delicado concretar un perfil, pero sigue siendo urgente la atención al colectivo femenino, mujeres sola o monoparentales con hijos, es lo que llamamos la feminización de la pobreza”. En el último año notaron un incremento de migrantes, especialmente de Latinoamérica: “Muchos han gastado sus escasos ahorros en busca de un lugar más estable para vivir y ahora se encuentran con mucha necesidad.
El principal problema al que se enfrenta Cáritas es el de la vivienda: “Los alquileres son muy elevados y una condiciones que dificultan a las familias acceder a ellos; con los raquiticos sueldos o ayudas, tienen que afrontar los otros complementos de la propia vivienda”.
Para mantener su labor y ante las actuales necesidades, el director de Cáritas advierte que “los recursos de los que disponemos no son suficientes”. A nivel económico, aunque reconoce la importancia de las ayudas de las administraciones, señala la urgencia de aumentar los fondos propios, por lo que “apelamos a personas de buena voluntad a hacerse socios de Cáritas a hacer alguna donación puntual o dejar algún legado, y a las empresas a colaborar en el ámbito de lo social”. Pero también requieren “personas que quieran involucrarse y comprometerse en el bien de los demás; necesitamos aumentar la implantación en más ámbitos parroquiales y por ello necesitamos más voluntariado”.
Para Eugenio Gonzalo Davila es importante destacar que “en Cáritas no vemos a nuestros participantes como seres inferiores, sino como nuestros semejantes, a quienes la gestión de su vida por los motivos que fueran, no les fue bien; la beneficiencia, el asistencialismo y la solidaridad son importantes y necesarios en determinados momentos, siempre que encaminen la promoción humana y que no se prolonguen más de lo necesario.
