Más allá de Samil y O Vao: las playas más desconocidas

La playa de la Fábrica, situada en Teis, una pequeño cala con buena arena.
photo_camera La playa de la Fábrica, situada en Teis, una pequeño cala con buena arena.
El municipio vigués cuenta con un total de 36 arenales de todos los tamaños, con pequeñas calas escondidas

Vigo y playa igual a Samil. A veces también O Vao y quizá Canido. Y por supuesto Cíes, que aunque forman parte del municipio vigués juegan en otra categoría. Y poco más, cuando no es así en absoluto.

El término municipal vigués está a la cabeza en toda España en cuanto al número de arenales de todos los tamaños, buena parte de ellos poco o nada conocidos por estar casi ocultos o tener accesos difíciles.

En concreto, el Ministerio de Transición Ecológica anota 36 a lo largo del litoral vigués, un número que probablemente sorprenderá a la mayoría. Cartagena tendría alguno más contabilizando la Manga del Mar Menor. Si no es así, Vigo sería el primer ayuntamiento de España, como también la primera ciudad por banderas azules. Samil, el mayor, con dos kilómetros, y detrás O Vao.

Y a continuación una treintena de playas, muchas de ellas desconocidas. Destaca Teis, que cuenta con ocho espacios, siendo el mayor Mende, en el límite con Chapela, muy concurrido. Mucho más ocultos están la Fábrica y Manquiña, dos calas desiguales.

La primera, con un buen acceso desde A Guía, la segunda en una esquina. Este último arenal ha estado envuelto en una  controversia cuando la Autoridad Portuaria decidió incluirlo dentro de su zona de afección de la Delimitación de Usos y Espacios.

Finalmente, tras las protestas vecinales, el Puerto decidió renunciar. No obstante, la Manquiña  está cerrada por desprendimientos y con el paso cerrado, aunque ayer había un grupo de bañistas haciendo uso de una cala casi privada, pese a ser la más céntrica de todo Vigo: se encuentra a un paso de los astilleros Vulcano y Guixar. 

PLAYA SALVAJE

Justo en el otro extremo del municipio se encuentra el arenal Das Rochas, otra playa tan desconocida que se encuentra casi vacía incluso en los días en que no cabe una toalla entre Bouzas y Canido. Llegar es relativamente sencillo: hay que tomar la Carretera Cortada y continuar hasta el Instituto  de Oceanografía en Cabo Estai.

Allí se halla la única cala salvaje del término vigués, sin ningún tipo de acceso más allá de un camino entre matorrales y con un acantilado que sirve de telón de fondo. La pega: su franja de arena es muy reducida, y la mayor parte de la costa es de cantos, de ahí su nombre. A cambio, un paraje único, entre Monteferro y Canido.

Se da la circunstancia de que es una de las cinco  donde se puede tomar el sol sin bañador, aunque ninguna ley impide hacerlo en cualquier otra. Pero las más habituales son Figueiras, en Cíes; A Noiva, en Saiáns; Fontaíña, también conocida como las Barcas, vecina de O Vao, y que se ha consolidado, conviviendo sin aparentes problemas en una estrecha franja de terreno arenoso bañistas textiles con nudistas.  

Más curiosa, la cala del monte de A Guía llamada O Faro, que desaparece con el pleamar. Todas ellas, como las otras 31 del término, se encontraban ayer llenas, con los 28 grados que alcanzó la ciudad. Más que los 24 de A Coruña, pero muy lejos de los 34 de Ponteareas, los 35,3 de Salvaterra, los 37 de Ourense y los 40 grados del municipio ourensano de Arnoia, la máxima de Galicia.  En España, la temperatura más alta registrada fue de 44 en Jaén, mientras que Sicilia batió el récord de Europa con 48 grados. 

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