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La amenaza del maltratador

En esta vivienda de Vallecas ocurrió la agresión a dos agentes, uno de ellos vigués.
photo_camera En esta vivienda de Vallecas ocurrió la agresión a dos agentes, uno de ellos vigués.
El ataque  con un cuchillo a un agente vigués en Madrid por parte de un agresor machista no es una excepción. Durante el año pasado en Vigo, la Policía se enfrentó a una decena de casos, la mayoría de violencia de género, con intento de apuñalamiento
Si en cinco minutos no llegáis, la mato”. Ese fue el mensaje de teléfono que recibía la Policía de un vigués de 37 años con antecedentes por maltrato. Ocurría en agosto de 2018.  Cuando los agentes llegaron a la vivienda, la puerta estaba abierta. Dentro, una mujer estaba tendida en el sofá y el hombre sobre ella, sujetándole la cabeza con una mano y con la otra amenazándola  con un cuchillo. La Policía consiguió, en un despiste, abalanzarse sobre el agresor y desarmarle.
El caso está  en la última fase de  instrucción, a la espera de juicio. Uno de los agentes recordaba cómo el agresor apuñalaba el sofá mientras amenazaba a su mujer y el estado de agresividad en el que se encontraba que le llevó a golpearse  con todo lo que encontraba, una vez detenido. 
Los casos de agresividad en las intervenciones de violencia de género en Vigo son frecuentes. Sólo durante el año pasado, Policía Local y Nacional se enfrentaron a una decena de situaciones en los que los protagonistas utilizaron cuchillos para amenazar no sólo a la víctima sino a los propios agentes. El episodio vivido por un policía vigués en Madrid la semana pasada, en el que él y su compañero fueron apuñalados por un maltratador que tuvo que ser abatido, no es una excepción. “Habitualmente son avisos para intervenir en un domicilio y en la casa el arma que más a mano tiene un agresor es un cuchillo de cocina”, explica un policía.
Desde Comisaría corroboran las reiteradas ocasiones en las que los agentes se tienen que enfrentar a personas con un alto nivel de agresividad y violencia a los que la presencia policial no les frena. De hecho, las detenciones por tratar de atacar a los agentes suponen un porcentaje notable de los arrestos anuales que se realizan en la ciudad tanto los agentes locales como nacionales. 
Según explica Roberto González, del SUP, “este tipo de intervenciones son las más complejas porque con frecuencia los individuos suelen estar bajo la influencia del alcohol o de drogas y  se vuelven más violento cuando no consiguen mantener el dominio sobre sus parejas”. Él también coincide en el hecho de tener que actuar en un espacio reducido, en una vivienda, con poco margen de maniobra y donde el agresor puede echar mano de cualquier herramienta como arma para actuar sobre la víctima o los propios agentes. De ahí, que los sindicatos policiales reclamen medios de protección suficientes, como el chaleco que llevaba el compañero del vigués Manuel G. y que le salvó de un trágico desenlace.n

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