Ni el frío, ni las nuevas restricciones por la tercera ola de la pandemia impidieron ayer la celebración de bodas civiles, las primeras del año. Hasta tres parejas dieron el ‘sí quiero’ en los juzgados en una ceremonia breve y a la que sólo pudieron acudir los novios y los testigos.
“El amor es así”, explicaba Jenny, a la salida del juzgado como recién casada. Ni ella ni su ya marido Rafa tuvieron dudas en aceptar la nueva fecha que les ofrecieron tras un primer aplazamiento. “Teníamos pensado casarnos en septiembre, pero decidimos pararlo por el covid”, aseguraba la joven. Al ver que la situación no mejoraba, “asumimos que hasta el año que viene no podríamos celebrarlo como queremos, así que no íbamos a esperar más”, añadía Rafa.
Muy felices y entusiasmados pese las circunstancias, él aseguraba que “lo importante de la boda es lo que significa para nosotros” y “queremos estar juntos para toda la vida”, decía Jenny sujetando su ramo de flores. El cierre les pilló de sorpresa así que “tuvimos que pedir un permiso a la Policía para poder ir a un hotel a Mondariz, será nuestra pequeña luna de miel”. Las restricciones también obligaron a “celebrarlo por partes, tomaremos café con los testigos y luego comeremos cuatro personas”, comentaban, mientras eran sorprendidos con una pequeña lluvia de arroz que arrojaron los testigos.
Eduardo y Ángeles también se casaron ayer. Ellos tenían planeado desde el principio una boda civil íntima y aceptaron la fecha que les dieron. No obstante, reconocían que las restricciones les obligaron a reducir aún más el aforo previsto.
Las nuevas normas que entraron en vigor ayer modificaron sus planes postceremonia. Tenían previsto ir a restaurante con los testigos y familiares y al final encargaron arroz con bogavante para comer en casa. La pareja no renuncia a una celebración con invitados, pero “se hará cuando se pueda”. En principio, su intención es organizarla en verano.
Tras la ceremonia civil, el matrimonio se trasladó hasta el monte de A Guía para las tradicionales fotos de boda.
RAFAEL Y JENNIFER
Tras año y medio de relación esta pareja lo tenía claro, “queríamos estar juntos” y el covid no fue impedimento. Jenny, natural de Mallorca, se mudó a Vigo para estar Rafa, con el que se asegura, “pasaré el resto de mi vida”.n
EDUARDO Y ÁNGELES
Más íntima de lo que preveían, por las nuevas restricciones, la boda de estos vigueses fue, a pesar de todo, muy especial.
