Toca aprender a gestionarse. Con esta idea y con la intención de fomentar un envejecimiento saludable, dos entidades sociales, como la ONCE y Contorna Social, se aliaron para abrir un debate sobre este asunto con expertos y mayores. La iniciativa, que se conoce como “mesas de conversación”, comenzó ayer en la sede de la ONCE con una conferencia del gerontólogo clínico Andrés Vázquez Piñeiro. En los próximos meses habrá nuevas sesiones, todas abiertas al público.
¿Qué ocurre cuando llega la jubilación?
A partir de la jubilación y sobre todo a partir del proceso de envejecimiento dejamos la labor que estábamos haciendo y se nos rompe un ciclo vital. Eso produce normalmente un descontrol emocional al principio y un descontrol de esa parte de vida que tenemos por delante. Tenemos que readaptar nuestros horarios y nuestra vida a un nuevo modelo. Es un proceso de aprendizaje y es ahí cuando hablamos de envejecimiento activo.
¿Cree que la mayoría de la gente se queda en casa o tienen mentalidad de hacer algo?
Podríamos hablar de dos tipos de envejecimiento: el más joven en edades comprendidas entre los 65 y los 75 años y el más mayor a partir de los 80 años. La gente mayor pero joven en este momento está teniendo una clara conciencia de que tiene una expectativa de vida por delante cercana a los 20 años después de la jubilación. En este momento la gente que tiene esa edad está empezando a participar activamente en la sociedad, en la vida cultural, social, en viajes, en asociaciones, voluntariado. Está cubriendo una parte importante de esa vida con actividad. Es curioso constatar que en aquellos espacios sociales y culturales donde hay gente que se acaba de jubilar coincide todo el mundo en decir que tiene una agenda más apretada que cuando trabajaba.
¿Es algo generalizado?
Hay gente mayor pero joven que está participando más en la sociedad, pero queda camino por recorrer. Precisamente este tipo de charlas intentan que la gente reconozca que tiene que participar más en la sociedad, relacionarse, evitar la soledad, hacer una vida mucho más activa, adecuar el ejercicio físico, la nutrición y las relaciones sociales.
¿Qué pasa cuando optan por el aislamiento?
Es uno de los grandes problemas que tenemos, la soledad y el aislamiento que puede producir la jubilación. Las consecuencias directas son una peor calidad de vida, los índices de enfermar y morir son mayores, el deterioro cognitivo aumenta y la depresión aparece inmediatamente.
¿La Administración podría hacer más?
Las administraciones tienen que ser conscientes de que es un tema socialmente importante. Hay programas de intervención sobre el envejecimiento activo, pero deberían dedicar más a prevenir la soledad, y a mejorar la calidad y la participación de las personas mayores, y a mantener unas pensiones adecuadas para que se encuentren en una situación mínimamente holgada. Hay 9 millones de españoles mayores de 65 años y en diez años vamos a ser 14 millones. Pueden aportar mucho, imagine todo el voluntariado y actividades culturales que se podrían hacer, todo el conocimiento que acumulan estas personas. Pero se les somete al estrés de si las pensiones van a llegar o no, al aislamiento, a la fobia al viejismo que hace que las ciudades no sean amigables. Una sociedad que no aprecia a la población más envejecida no es una buena sociedad.
En relación con los mayores, ¿considera que está poco desarrollada la geriatría?
En Galicia hay pocos y se necesitarían más que pediatras porque somos más los mayores que los niños que nacen. Hay manifestaciones por los pediatras pero no para que haya más geriatras. Solo Lugo y Vigo tienen unidades de geriatría en sus complejos hospitalarios, con mucha carga laboral y bastante infradotados. Creo que debería haber más.n
