VERANO EN EL PARQUE NACIONAL

Las Islas Cíes resisten a la Covid en un verano inusual

La Playa de Rodas, catalogada como una de las mejores del mundo, recibe diariamente a miles de visitantes, este año principalmente de España,                                  atraídos por el turismo natural a pesar de la pandemia.
photo_camera La Playa de Rodas, catalogada como una de las mejores del mundo, recibe diariamente a miles de visitantes, este año principalmente de España, atraídos por el turismo natural a pesar de la pandemia.
El Parque Nacional de las Islas Atlánticas apenas nota el impacto de la pandemia y sigue recibiendo a miles de               turistas cada día, pero de mucho más cerca

 La pandemia de la Covid-19 ha tenido un impacto especialmente fuerte en el sector turístico a nivel global imposibilitando a los viajeros moverse a causa de las restricciones de viaje o, simplemente, infundiendo miedo a viajar por la incertidumbre que todavía reina en todo el mundo. Pero, frente a las costas de Vigo y Cangas, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas resiste los efectos de la crisis erigiéndose como un oasis de tranquilidad y el destino favorito de los veraneantes de la zona. 

Cada día decenas de barcos parten de los puertos vecinos con destino a las Islas Cíes, cuyo cupo de visitantes diarios –1.800, más 500 plazas en el camping y 200 en grupos– ha estado completo prácticamente todos los días desde la segunda quincena de julio y lo está, de momento, hasta mediados de agosto. Solamente el 20 de julio no completó el aforo, habiendo quedado dos plazas libres. La situación fue similar el año pasado, con todo el mes de agosto y 29 de los 31 días de julio completos, por lo que la afluencia de turistas al archipiélago no se ha resentido de manera especial.
Eso sí, quienes embarcan con rumbo al Parque Nacional no proceden de los mismos lugares que en un verano cualquiera. En este 2020, el turismo internacional ha desaparecido casi en su totalidad de las Cíes, incluso desde Portugal, país vecino. Así, más gallegos y veraneantes de todas partes de la península son los que se acercan –muchos por primera vez– a conocer el parque atlántico. 

La principal razón por la que las Cíes apenas han notado la crisis derivada de la pandemia que azota al turismo a nivel global es su propia naturaleza: se trata de un archipiélago que no está poblado en el que es más fácil practicar la distancia social que en un destino turístico normal y corriente y que además tiene un número limitado de visitantes diarios; por lo que, en los tiempos que corren, es un lugar que infunde menos "miedo". Un sitio ideal para olvidarse de los dos meses de confinamiento y disfrutar de uno de los mejores arenales del mundo sin siquiera salir de los límites estatales.
Aunque, en cuanto a cifras de visitantes, parezca un verano cualquiera en las Islas Cíes, el panorama es completamente diferente. Las mascarillas, de acuerdo con la normativa autonómica vigente, son obligatorias en todo momento salvo cuando se esté tomando el sol, durante el baño o haciendo deporte –de forma individual– y la gente, salvo contadas excepciones, cumple a rajatabla, algunos con más resignación que otros. Además, los puestos de información tienen prohibido entregar cualquier tipo de folletos como medida para evitar contagios, por lo que a lo largo de todo el Parque Nacional hay dispuestos códigos QR para que los turistas puedan acceder a información de interés y mapas de las islas en cualquier momento con sólo escanearlos con el teléfono. En las diferentes rutas que recorren el paraje natural de las Cíes está señalizado continuamente cómo tiene que circular la gente –siempre por la derecha– para evitar todo tipo de contacto innecesario. Y, aunque en todo momento hay personal del Parque Nacional dispuesto a recordar a los más despistados las normas que hay que seguir, por lo general los visitantes se esfuerzan en cumplir todos los protocolos.
Son tiempos extraños, pero en el archipiélago de las Cíes sigue reinando la tranquilidad. La pandemia ha cambiado ligeramente el ambiente y la procedencia de los visitantes, pero no ha logrado acabar con el tirón del Parque Nacional en un verano atípico y raro. Las islas continúan siendo un oasis de calma y serenidad a poco más de treinta minutos en barco de Vigo.

Los turistas nacionales disfrutan de las playas de las Cíes

María, Berta, Carlos y Ana, de Madrid y Vigo

AD 149

"Es un lugar precioso, paradisíaco, y al ser una isla te sientes más seguro"

David y Olivia, de Madrid, con sus hijos.

AD 148

"Íbamos a ir a Grecia, pero lo cancelamos y vinimos a conocer esto"

Rubén, de Albacete, con su familia.

AD 146

"Estamos veraneando en Galicia y este era uno de los sitios fundamentales"

Te puede interesar