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El invierno más movido de A Madroa

"Martín" el impresionante ejemplar de tigre que tiene como compañera a "Kali", una hembra que llegó después a las instalaciones de A Madroa.
photo_camera "Martín" el impresionante ejemplar de tigre que tiene como compañera a "Kali", una hembra que llegó después a las instalaciones de A Madroa.

Vigozoo aprovecha las semanas de cierre al público para renovar el Reptiliario y crear nuevos espacios para los puercoespines y jabalíes. Entre los nuevos proyectos está la creación de un bosque de ribera y aves autóctonas

A Madroa vive los meses de enero y febrero su particular “hibernación” con el cierre al público y el inicio de los trabajos de mantenimiento y mejora de las instalaciones. A los trabajos diarios de alimentación y cuidado de los cerca de medio millar de animales, pertenecientes a un centenar largo de especies, se unen en esta época la creación de nuevos espacios y la mejora de otros. En esta ocasión una de las prioridades es construir una nueva casa para la pareja de puercoespines, que saldrán de su jaula –la más antigua y desfasada del zoo- para ocupar un lugar en un antiguo palomar con terreno, que hasta ahora estaba desocupado. Del otro lado estarán los jabalíes, que en estos momentos se encuentran en periodo de cuarentena antes de ocupar el que será su hogar. 
La actividad en el Reptiliario es incesante. La planta 0 ya está prácticamente renovada con sus nuevos espacios acondicionados para inquilinos como las iguanas, un pequeño cocodrilo que aún está en fase de crecimiento y adaptación, dos pitones que ahora disponen de espacio para colgarse y reptar o las iguanas. En el primer piso los cambios avanzan con el cambio de los viejos acuarios por otros más modernos y mejor adaptados a cada especie. Además, esta nueva disposición permitirá contar con más cartelería explicativa. En la planta sótano comienzan también los trabajos, que esperan tener muy avanzados cuando abran nuevamente al público.
Otro de los proyectos es crear un bosque autóctono. Estaría ubicado en la zona en la que en la actualidad están los patos y allí estarían todas las aves silvestres gallegas rodeadas de árboles típicos del bosque de ribera. Para ello, además, se aprovecharía la existencia de los manantiales naturales de A Madroa, que vierten en esta zona y en cuyas aguas se han encontrado tritones y salamandras. 
Todo un trabajo de mejora de las instalaciones que según explicó el alcalde Abel Caballero tiene como objetivo "reorientar el zoo de forma que cada vez haya menos animales en cautividad y encaminándolo a la potenciación de la educación medioambiental".
En la zona destinada a las aves el bullicio comenzó ya hace unos días. La pareja de buitres inició  la construcción del nido y este año esperan poder sacar adelante a alguno de los polluelos como ya sucedió en 2011 cuando uno de ellos, bautizado como “Vigo”, fue enviado a la Fundación para la Conservación del Buitre en Mallorca para su reintegración a la naturaleza.  En la actualidad, más de un 90% de las aves que se encuentran en A Madroa sufren algún tipo de lesión o problema que les impide vivir en libertad.
 Además, desde hace algunos meses se han incorporado varios ejemplares de cotorras argentinas y de Kramer, considerados como especies invasoras, y que tendrán en estas instalaciones un lugar para ser recogidas cuando los particulares quieran deshacerse de ellas, evitando así su puesta en libertad en ecosistemas en los que llegan a transformase en un problema medioambiental. 
Otro tanto sucedió en el caso de las llamadas tortugas de Florida, del que el zoo vigués es centro de referencia de acogida y donde llegan a recibir hasta cuatro ejemplares a la semana en los meses de más abandono. En la actualidad, en el recinto dedicado a estos animales la población se acerca a los trescientos. El proyecto actual es mejorar algo el espacio, dotándole de una nueva isla.
Además, aunque sin una fecha fijada por el momento, esperan poder convertir la jaula en la que están los puercoespines -hasta su traslado a su nuevo hábitat- en una especie de museo. Allí se recogerían fotos y recuerdos de cómo eran los zoos no hace tantos años. De las jaulas exiguas en las que daba vueltas incesantemente el oso, el foso donde vivían los leones o los pequeños receptáculos destinados a los demás animales. Todo un viaje didáctico a un pasado que quieren dejar muy atrás con las nuevas mejoras que ultiman estos días en A Madroa. 

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