El director de Información de la Conferencia Episcopal, José Gabriel Vera, impartió un coloquio sobre comunicación en el Seminario Mayor
La llegada de la pandemia del coronavirus aceleró la transformación, también para la Iglesia. El director de la Oficina de Información del Episcopado, José Gabriel Vera, visitó ayer el Seminario Mayor para impartir el coloquio “Hacerlo bien, contarlo bien” sobre el papel de las redes sociales y los nuevos medios de comunicación en la labor de anunciar el Evangelio.
¿Cuál fue el papel de las redes sociales para la Iglesia durante el último año?
La comunicación es esencial para la Iglesia y desde el principio siempre se usaron todos los medios imposibles. Durante el último año la Iglesia ha dado un paso adelante en ese recorrido digital que seguramente no se habría dado en unos cuantos años. Sirvieron para mantener unida a la comunidad cuando no podían salir de casa gracias al esfuerzo de muchos religiosos. No es lo mismo pero han sido muy útiles para este tiempo.
¿A qué se refiere con “hacerlo bien y contarlo bien”?
La misión de la Iglesia es celebrar y anunciar el Evangelio, que es algo que hacemos bien. Pero hacerlo bien también exige contarlo bien, darlo a conocer, no por buscar protagonismo o la pura imagen si no por hacer visible las cosas que en la vida de la Iglesia son normales y que vistas desde fuera son excepcionales, como dar de comer a doscientas personas en una parroquia.
¿Cree que es necesario que la Iglesia recurra más a estas herramientas?
Como la Iglesia necesita la comunicación, cada nueva herramienta que llegue será un reto. Tenemos que pensar qué podemos hacer con cada cauce, lo que podemos ofrecer en TikTok o Twitch. Cada nuevo medio es una oportunidad, sean cuales sean.
¿Cree que ayudarán a la Iglesia a reconectar con las nuevas generaciones más digitales?
Es cierto que son una oportunidad de llegar a los nativos digitales pero no puede quedar ahí, la Iglesia necesita una comunidad que celebre, por lo que al final de un encuentro digital siempre es necesario el encuentro personal. Somos gente que celebra en cuerpo y alma y hace falta la presencialidad.
