LA TERCERA OLA DEL COVID

Los hosteleros que siguen en pie

Los hosteleros vigueses afrontan el cierre con incertidumbre ante las dificultades para poder aguantar.
photo_camera Los hosteleros vigueses afrontan el cierre con incertidumbre ante las dificultades para poder aguantar.
Las restricciones de horarios y de aforos en Vigo han llevado a una situación límite a todo el sector

La hostelería ha sido uno de los sectores más golpeados por la pandemia del coronavirus, haciendo frente a duras limitaciones tanto a sus aforos como a sus horarios y a la enorme incertidumbre generada por la inestable situación sanitaria.
Tras su cierre durante la segunda ola de la pandemia el pasado mes de noviembre, los hosteleros vigueses afrontan con preocupación el nuevo aumento de los contagios registrado durante las últimas semanas y las nuevas restricciones que entrarán en vigor mañana, permitiendo únicamente atender a sus clientes en sus terrazas, que deberán mantener un aforo máximo del 50%. Algunos tratarán de seguir adelante y hacer frente a estas nuevas dificultades, mientras que otros muchos hosteleros de la ciudad optarán por cerrar sus establecimientos para no tener que llegar a perder dinero mientras continúan su trabajo. 

“Han elegido al sector como cabeza de turco”

 En la cantina Chilanga solamente dos de sus trabajadoras se mantienen en el ERTE ante las restricciones. "No entiendo por que han elegido al sector de la hostelería como cabeza de turco, la gente se está reuniendo en sus casas donde no les desinfectan las mesas", asegura la camarera Nuria Casaponsa, mientras que la encargada Araceli Carreiro reconoce que "es imposible hacer cualquier tipo de previsión". 

“Tratamos de adaptarnos para poder aguantar”

AD73

 "Tratamos de adaptarnos para poder aguantar", asegura Alberto Ramos, del café La Llorona, que abrió el pasado mes de diciembre junto a María González, en uno de los momentos más duros para la hostelería y sin poder optar a las ayudas concedidas durante el último año. Desde mañana mantendrán la terraza abierta y "entre todos arrimando el hombro intentaremos salir de esta situación. 

“No compensa abrir solo la terraza en época de lluvia”

Ramón González lleva ya 32 años al frente del bar Encapríchate, y asegura que "nunca había visto una situación como ésta". Ante estas nuevas restricciones, considera que "no compensa abrir solo la terraza en época de lluvia". Reconoce que hasta ahora era "misión imposible" mantenerse, aunque hasta este momento no había llegado a bajar la persiana, ahora sería "venir por venir". 

“La incertidumbre lo hace todo muy duro anímicamente”

 El encargado del bar El Seto, Adrián Díaz, asegura que "la incertidumbre lo hace todo muy duro anímicamente, que una semana te digan una noticia y a la siguiente otra". Considera que con las medidas actuales de separación y desinfección deberían ser suficientes y todavía no tiene claro si seguirá adelante ante estas nuevas restricciones. "Si no aprueban el cese de actividad estaré aquí 10 o 12 horas", afirma. 

“La situación actual nos está arruinando”

 Bogdan Stelu trabaja como autónomo cunto a su pareja, en la tapería La Ca-Ta, y asegura que "la situación actual nos está arruinando", y no comprende por qué se establecen estas limitaciones al sector de la hostelería y no en otros establecimientos como las grandes superficies comerciales. "La hostelería no es el problema, está demostrado", apunta. 

“No hay manera de levantar cabeza así”

Dolly Larán es camarera en el café Don Bosco. Ayer aún estaba pendiente de si su jefe decidirá mantener abierta la cafetería y "no sé si seguiré trabajando o si me iré al ERTE o incluso al paro", como ya ocurrió durante la segunda ola en el pasado mes de noviembre. "Es una situación muy difícil, no hay manera de levantar cabeza así", apunta. 

“Lo peor es no saber si seguiremos abiertos”

Para Nihuska, camarera en el bar La Ilusión, lo peor de la situación de incertidumbre causada por las nuevas restricciones es "no saber si seguiremos abiertos o si tendremos que cerrar". Además, consideraría mejor opción un confinamiento total durante un mes para frenar los contagios en vez de centrar todas las limitaciones en este sector. 

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