La víctima, senegalés afincado en Vigo, era una persona sin hogar que acudía al albergue para asearse. Sus compañeros de la zona le recuerdan como un “buen chaval"
Sobre las siete de la mañana de ayer, los operarios de limpieza de la zona portuaria vieron a un hombre durmiendo en un banco, junto a la estatua de Julio Verne. Estaba tapado hasta la cabeza pero no les sorprendió. “Solía dormir allí últimamente”, explicaron a este periódico. Sólo dos horas después, se daba la voz de alarma. El hombre que dormía en el banco estaba muerto. “Era un compañero habitual de esta zona, un buen chaval, no se metía con nadie y además iba al albergue a asearse, no era descuidado”, comentaba una de las personas “sin techo” que suele frecuentar As Avenidas.
De inmediato, se desplegó un dispositivo policial para acordonar el lugar, ayer, con un día especialmente caluroso y cientos de personas en los alrededores del puerto, para viajar a las Cíes o de excursión de fin de curso. La aparición de un rastro de sangre desde el paseo hasta el banco y el hecho de que el cuerpo tuviera también sangre en el costado hicieron pensar en un posible homicidio. Se buscó por los alrededores algún objeto punzante y también se visionaron las cámaras de seguridad. Nada. Fue finalmente la forense, acompañada por la comisión judicial (fiscal, jueza de Instrucción 7 en funciones de guardia y letrada de la Administración de Justicia) quien tras examinar el cuerpo determinó que no había lesiones externas, sino internas. Había muerto por una hemorragia que pudo comenzar por la nariz y el oido.
La víctima, era un ciudadano senegalés, A. M., al que muchos conocían de verlo por allí. Un hombre pacífico, que tuvo mala suerte en la vida. Desde el colectivo Os Ninguéns lamentaron su fallecimiento, y también quienes lo veían casi a diario por el entorno portuario.
Su cadáver fue trasladado al Hospital Nicolás Peña para la realización de la autopsia.
