La situación del inmueble afectado por el incendio es más grave de la prevista. Las 84 familias afectadas no saben cuando podrán volver.
nnn “El edificio no se puede habitar en estos momentos sin agua, ni bajadas ni luz. Muchos nos hemos ido a segundas residencias y casa de familiares, como es mi caso, y algunos han sido realojados en hoteles”, explicaba ayer tras recoger varias pertenencias en su piso Carlos Ribeiro, uno de los vecinos del edificio en cuyo garaje se registró un incendio que afectó a dos vigas y obligó a desalojarlo mientras se llevan a cabo las reparaciones. Como él, algunos de los afectados esperaban ayer por la mañana en el exterior a que la Policía abriese el portal y, tras identificarse con el DNI, pudiesen subir a sus viviendas a recoger algunas cosas para ir tirando. Por su parte, el Ayuntamiento alojó en tres hoteles de la ciudad a 22 personas, estando previsto que hoy el alcalde, Abel Caballero, visite a los afectados.
En el caso de Manuel optó por alojarse en su segunda vivienda, al igual que su hija, que vive también en el mismo edificio. "Todos estamos expectantes, no sabemos cómo están nuestros coches ni podemos ir a los trasteros donde tenemos muchos de nosotros las arcas frigoríficas, por lo que cuando podamos entrar será con máscaras antigás", comenta este vecino, que pudo entrar en el garaje después del incendio y asegura que "es como si hubiera habido una guerra. Fue mucho peor de lo que pensamos".
El inmueble estaba estos días finalizando una obra de reforma que había supuesto un año de andamios y una inversión muy importante. "Nos entregaban la obra en 15 días", recuerda el presidente de la comunidad, que ve con cierta tristeza cómo todo el esfuerzo se ha ido por aguas abajo y que ahora "tendremos que empezar de cero. La parte de atrás quedó cubierta de hollín y el interior también". Y es que el incendio dejó los suelos de las viviendas y pasillos comunes cubiertos de hollín, además de sin suministros de ningún tipo a todo el edificio. n
En el caso de Manuel optó por alojarse en su segunda vivienda, al igual que su hija, que vive también en el mismo edificio. "Todos estamos expectantes, no sabemos cómo están nuestros coches ni podemos ir a los trasteros donde tenemos muchos de nosotros las arcas frigoríficas, por lo que cuando podamos entrar será con máscaras antigás", comenta este vecino, que pudo entrar en el garaje después del incendio y asegura que "es como si hubiera habido una guerra. Fue mucho peor de lo que pensamos".
El inmueble estaba estos días finalizando una obra de reforma que había supuesto un año de andamios y una inversión muy importante. "Nos entregaban la obra en 15 días", recuerda el presidente de la comunidad, que ve con cierta tristeza cómo todo el esfuerzo se ha ido por aguas abajo y que ahora "tendremos que empezar de cero. La parte de atrás quedó cubierta de hollín y el interior también". Y es que el incendio dejó los suelos de las viviendas y pasillos comunes cubiertos de hollín, además de sin suministros de ningún tipo a todo el edificio. n
