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“No me excité sexualmente, fue sólo un trabajo corporal”

El profesor, ayer, en la primera sesión del juicio, que se retomará hoy en la Audiencia.
photo_camera El profesor, ayer, en la primera sesión del juicio, que se retomará hoy en la Audiencia.
El profesor de taekwondo acusado de abusar de una alumna de 15 años admite que le hizo preguntas incómodas y que le pidió que se quitara el sujetador, “tenía que soltarse”

 Convencido de estar en el banquillo a consecuencia de las envidias y rencores por la competitividad en el seno del club, el profesor vigués  de taekwondo acrobático acusado de abusos sexuales a una de sus alumnas menor de edad negó  ayer los hechos. Alegó, en la primera sesión del juicio que se celebra en la sección quinta de la Audiencia, que lo que hizo con la alumna en unas clases en su vivienda en 2018 y cuando ésta tenía 15 años, fue sólo un “trabajo corporal” y que no se excitó “es imposible porque estaba tomando una medicación que me eliminaba la libido”.  Añadió que  “en el trabajo corporal se toca mucho y es fácil que pueda malinterpretarse si no se tiene conocimientos sobre esta técnica”, afirmó el acusado que se enfrenta a cinco años de cárcel y ocho de inhabilitación.
Relató que la menor no progresaba en esta disciplina de alto rendimiento, que tenía problemas de expresividad por lo que la propuso para esas clases particulares y experimentales. Admitió que le hizo una serie de preguntas incómodas, como si tenía relaciones sexuales, porque “si no te desarrollas en otros aspectos de tu vida no puedes evolucionar” y que le pidió que se quitara el sujetador. “El sujetador sujeta y precisamente tenía que soltarse”, añadió. La víctima denunció que durante dos de las clases, a las que acudió sola por ausencia de la otra compañera,  le habría sometido a tocamientos en sus partes íntimas. “Le puse la mano en la rodilla y le dije que iba  subir hasta que ella parara. En todo trabajo corporal debe haber algo de incomodidad para progresar”.

La Policía considera creíble la declaración de la menor 

 El acusado aseguró en sala que la menor “se fue viendo relegada en el equipo y eso a ella no le gustaba, estaba siendo eclipsada” y sumó la intervención de otra de las  chicas como el desencadenante de la denuncia. De esta forma, explicaría lo que para él es una denuncia falsa. Sin embargo, una agente de la UFAM declaró como “creíble” el testimonio de la chica. “Estaba muy nerviosa y le costó bastante contar lo ocurrido”, dijo.
La alumna afectada se ratificó en su declaración en un interrogatorio que se celebró con biombo y a puerta cerrada. Una de sus compañeras, que estuvo en el club desde que era pequeña, relató que un domingo en casa del acusado en un encuentro de grupo, éste hizo un comentario  sobre las fotos en braguitas de una de las chicas,  que le llamó la atención.  Unos días más tarde, en el instituto, cuando estaban comentado lo ocurrido, la víctima hizo alusión a que algo le había pasado a ella también. “Como ya estábamos en clase y no podíamos hablar, le pedí que me lo escribiera en una nota y cuando la leí  entonces le aconsejé que se lo comentara a sus padres. No me parecía normal nada de lo ocurrido y tampoco que un entrenador te pregunte por tu vida sexual. A ella la conozco y sé que no mentía. Estaba muy seria”.

Otras dos alumnas aseguraron que en las técnicas de expresividad hay contacto, nunca sexual, y negaron hechos como los relatados.

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