“En China hay material, se pueden comprar máscaras y test a laboratorios certificados, pero hay que hacerlo rápido porque no hay para todos los países”, afirma Diego Moreyra Sach, experto en importación de productos desde China en la empresa viguesa Sureness. La falta de equipos de protección individualizada (EPIs) y las pruebas que confirman el coronavirus son dos de los grandes problemas a los que se enfrenta España y Moreyra asegura que es “frustrante” cerrar la venta de estos productos para otros países mientras España se mantiene a la espera. “Cerramos pedidos de material para Brasil, los estados de Nueva York y Florida, Argentina, Bolivia y estamos también preparando un pedido para Italia. El Gobierno no está actuando a tiempo y no habrá ni pruebas ni mascarillas en cuanto Estados Unidos se meta a comprar material en China”, reconoce.
El vigués Omar L. también lleva 20 años importando productos desde el gigante asiático para sus negocios. “Al principio de todo esto me resultó extraño ver que los proveedores me ofrecían mascarillas. No lo entendía pero me informé y veía venir esta situación”, admite. Por ello, mientras muchos vecinos y conocido “pensaban que estaba tarado” por usar la mascarilla de protección semanas antes de decretarse el estado de alarma, ahora le preguntan por esos materiales. “Compré 80 mascarillas y contacté con mis conocidos por si las querían y al principio todo el mundo decía que no. Ahora ya no me queda casi nada”, comenta.
Para Omar, que se confinó nueve días antes del inicio del aislamiento decretado por el Gobierno,“se están haciendo las cosas mal y tarde, pasando a centralizar toda la compra sin contar con quienes sabemos hacer compras con China”. Este vigués considera que la elevada tasa de mortalidad con respecto al número de contagiados se produce porque “se realizan pocas pruebas al no haber material” y que “habrá que tomar medidas complementarias y educar a la gente en que conviviremos un largo tiempo con el coronavirus”.
Esta misma crítica también la realiza Diego Moreyra, añadiendo que “el confinamiento podrá llegar hasta julio por no saber comprar”. Este argentino radicado en Vigo desde hace 20 años considera que “para controlar esta situación hace falta contar con gente experta y dejarse guiar”, señalando que “se está mirando el precio del producto y esto es una guerra, hace falta poner el dinero y asegurar la salud de la gente de inmediato”. En cuanto al contacto con las instituciones, tanto Omar como Diego trasladaron en las últimas semanas a los organismos correspondientes los procedimientos necesarios y proveedores homologados. “Les di contactos y ofrecí proveedores que podían tener medio millón de mascarillas. También busqué los test y es sencillo encontrar cuáles son los laboratorios de China homologados, pero eso no sale en la primera página de Google. Precisamente ahí no aparece Shenzen Bioeasy Biotechnology”, indica Omar sobre el laboratorio responsable de la pruebas que compró el Gobierno y resultaron fallidos.
Diego Moreyra: “China es así y su regla es el pago por adelantado”
El director de ventas de Surenss, Diego Moreyra Sach, critica que el Gobierno no haya sabido gestionar la manera de hacer negocios con China: “Los proveedores chinos piden que se pague por adelantado y son las reglas del juego, España no puede hacer otra cosa. Quien paga antes se lleva la mercancía”. En las importaciones que realiza esta empresa viguesa dejan claro a sus clientes que el 50% del valor del pedido debe pagarse por adelantado al fabricante asiático. Posteriormente los productos se envían al aeropuerto para que el comprador acuda a verificar el pedido y realice el pago de la otra mitad pendiente de la factura para que la mercancía pueda ser liberada y trasladada al país de origen del cliente.
Ayer mismo Moreyra cerraba un pedido para Brasil de pruebas del coronavirus al mejor laboratorio de China. “Amazon quería comprarles en el mismo día toda la producción del laboratorio y si no se actúa con rapidez se lo quedarán todo ellos”, comenta. En cuanto a las mascarillas, Diego admite que “son la mejor herramienta para prevenir contagios y deberán ser obligatorias cuando volvamos poco a poco a trabajar. Mejor esa prevención y no en otras cosas”.
