CRISTINA REGOJO BALBOA Delegada de la Asociación Española contra la Meningitis

“Es incomprensible que en el siglo XXI muera un niño por meningitis que es prevenible con vacuna”

Cristina Regojo espera un segundo implante coclear.
photo_camera Cristina Regojo espera un segundo implante coclear.
 Cristina Regojo es la delegada en Galicia de la Asociación Española contra la Meningitis, una enfermedad que ella sufrió en 1981. Para recaudar fondos organiza un año más una carrera de correpasillos para niños de 2 a 5 años, que será el próximo domingo 27 de octubre en el pabellón 3 del Ifevi. Toda la información en contralameningitis.org. La inscripción son 6 euros y la fecha tope para apuntarse es el 25 de octubre. 
La meningitis es una enfermedad evitable con una vacuna ¿por qué cree que no se ha generalizado? 
En Galicia la mayoría de las vacunas contra la meningitis están incluidas en el calendario y si las meningitis han disminuido ha sido gracias a las vacunas, pero lejos de desaparecer, la mayoría de las meningitis actuales son por Meningococo B. Siguen muriendo niños por meningitis o sobreviviendo con graves secuelas porque ésta todavía no se ha incorporado al calendario. Queda por tanto mucho por hacer para erradicar esta enfermedad. Los motivos que argumenta la administración son por tasas y estadísticas, como ha disminuido la enfermedad consideran que no está justificado. También argumentan temas de eficacia y seguridad que la evidencia científica rebate. Es incomprensible que en el siglo XXI muera un niño por esta enfermedad que es prevenible con vacunas.
¿Y las personas mayores, deben vacunarse?  
Si, sin duda y cada vez más los profesionales sanitarios somos más conscientes de la utilidad de las vacunas para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
Usted misma la sufrió ¿cómo recuerda la lucha? 
Tenía 4 años. Recuerdo que era un día de verano y me levanté con mucho malestar, fiebre y vómitos. El pediatra pensó que podía ser gastroenteritis, por lo que les mandó a mis padres vigilarme y Paracetamol. En pocas horas el cuerpo se me cubrió de petequias. Tras unos días en la UCI me dijeron que había superado la infección y me pasaron a la planta. Allí, a medida que me iba recuperando, también empezaron a salir las secuelas. Sufro desde entonces una hipoacusia bilateral profunda y crisis de vértigo esporádicas. Al salir del hospital estuve meses sin poder andar hasta que recuperé el equilibrio con rehabilitación.
¿Hay medios suficientes?
No, por desgracia. Aún queda mucho por hacer. El 25% de los supervivientes sufren secuelas graves.  Ellos y sus familias necesitan más apoyo por parte de los hospitales y de la administración, que no se olviden de ellos una vez les dan el alta hospitalaria. Para recuperar su vida necesitan prótesis modernas de brazos y piernas, rehabilitación y logopedas. Yo misma peleo día tras día con la sordera y ahora mismo estoy en lista de espera para el segundo implante coclear.
Aún así ha conseguido ser médico.
No ha sido un camino fácil pero ha merecido la pena. Además de mis ansias por salir adelante, tuve la gran suerte de crecer en una familia numerosa que me trataron como una más pero brindándome la ayuda que necesitaba. Así crecí sin complejos y pude llevar una vida como la de cualquier niña, adolescente y universitaria, hasta hoy. Mi día a día es duro, pero tengo la suerte de tener unos aliados excepcionales, que son mi marido y mis hijos. Ellos son mis oídos cuando lo necesito. Yo les diría a las familias que no se desanimen, que habrá momentos duros pero que con sacrificio y perseverancia recogerán los frutos. Cuando tienes una discapacidad lo que más te ayuda a pelear y salir adelante es el apoyo y el cariño de los tuyos.

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