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Ejercicios personalizados para cada paciente dentro y fuera del hospital

La Unidad de Rehabilitación Cardiaca recibe a pacientes que les derivan los cardiólogos que trabajan en planta y en las consultas externas, pero también los van a buscar ellos cuando están hospitalizados para ver si pueden ser candidatos. El siguiente paso es la cita posthospitalización, que se fija en dos o tres semanas, cuando son fumadores para intentar corregir ese factor de riesgo. A los no fumadores los ven en menos de dos meses. Les ofrecen entrar en el programa y a partir de ahí acuden a una primera consulta de alta resolución en la que está la cardióloga, la enfermera y la médica rehabilitadora. Le hacen una prueba de esfuerzo para definir el programa personalizado de ejercicio físico que va a realizar en los próximos dos meses bajo la vigilancia de los profesionales. También acuden a una consulta con la nutricionista en el Meixoeiro, que mide la grasa corporal, la masa muscular y el porcentaje de agua, puesto que en dos meses puede que no adelgace pero sí que se haya producido un cambio de grasa por masa muscular, lo que supone una mejoría desde el punto de vista cardiovascular. El siguiente paso son los test: psicológico, de adherencia a la terapia farmacológica y nutricionales sobre la dieta que realiza. La psicóloga, la farmacéutica y la nutricionista corrigen lo necesario en cada caso en sus respectivas consultas.

Una vez que han hecho la valoración global del paciente se reúne el equipo de la Unidad para comentar sus características y atender sus necesidades. Se confecciona “un traje a medida”, con un programa de ejercicio físico individualizado y unos objetivos a conseguir según sus cincunstancias. Ahí comienza la fase 2 del programa. Son dos meses, con entrenamientos en el Cunqueiro  de hora y media los lunes, miércoles y viernes, y con charlas educativas los jueves a las que acuden acompañados de sus familiares. En esta “escuela” les explican que es la cardiopatía isquémica, como pueden mejorar los factores de riesgo cardiovascular, como pueden dejar de fumar, hacer ejercicio con un margen de seguridad, posibles complicaciones, aprenden a reconocer signos de alarma y que deben hacer en este caso, la sexualidad en el paciente cardiopata, como afrontar los viajes, la adherencia, diseñar dietas saludables, el control del estrés y otros aspectos que son cruciales para estos pacientes. “Hay cosas que les explican cuando están hospitalizados, pero es un momento crítico en el que están un poco aturdidos, están más preocupados por haber sido capaces de sobrevivir que por el futuro. Las preguntas se las hacen cuando llegan a casa y agradecen que estemos para resolver dudas”, señala.
En esa fase 2 también les dan un plan de marchas para ejercitarse en casa o en el monte, menos ambicioso porque no están monitorizados. A los dos meses se vuelven a evaluar todos los parámetros del principio para ver los resultados. Los pacientes acuden cada seis meses hasta que se cumple el año desde que tuvieron el infarto y finalmente el seguimiento queda en manos del médico de Primaria, que puede consultar sus dudas con la Unidad de forma electrónica. En la fase 3 también les facilitan que acudan a centros polideportivos con información para hacer sus ejercicios y están gestionando a nivel institucional acuerdos con estos centros para afianzar a los pacientes y que les resulte  más barato. n
 

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