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El efecto de la salida de Maersk aún pesa en el puerto

Un buque con contenedores de Maersk operando en la terminal de Guixar. Hay dos rotaciones. Abajo, en Marín.
photo_camera Un buque con contenedores de Maersk operando en la terminal de Guixar. Hay dos rotaciones. Abajo, en Marín.
Vigo ha perdido ya cerca de 90.000 contenedores, a un ritmo de al menos 20.000 al año, desde que en mayo de 2016 se produjo la huida de la naviera a Marín 
En 2015, el puerto vigués movía cinco veces más contenedores que el de Marín y su hegemonía en Galicia en importación y exportación era indiscutible. En 2016 Maersk anunció de la noche a la mañana y sin posibilidades de  dar marcha atrás a su decisión que abandonaba la terminal de Guixar aduciendo un sobrecoste por la estiba, trasladando en mayo del mismo año el grueso de su operativa a la Ría de Pontevedra. ¿Qué ha pasado desde entonces? Las cifras que maneja Puertos del Estado señalan que la salida de la naviera aún pesa.
En 2016, primer ejercicio, la distancia se reducía: Vigo contaba con el triple de tráfico que Marín, pero las cosas no mejoraron en el siguiente ejercicio, 2017, bajando al 2,5, con 219.438 contenedores en Guixar y casi 90.000 en Marín, que entonces marcó su máximo nivel. A partir de entonces, la terminal marinense ha ido perdiendo fuelle de forma visible. En 2018 cayó hasta 87.400 depósitos y en 2019 se esperan 72.000 como máximo, igual que en 2016. 
Sin embargo, a Vigo no le ha ido nada bien en este tiempo, aunque ha conseguido mantener las distancias como el primer puerto gallego para mercancía general. En 2015 logró su mejor marca, todavía con Maersk, y desde entonces ha habido un declinar evidente, que se hace mayor este año con la evidencia de que la recesión o desaceleración ha llegado. En 2018 hubo casi 185.000 depósitos y en 2019 se esperan unos 180.000 como máximo. Es decir, menos del triple que Marín y por tanto, muy lejos de volver a la distancia de 5 a 1.
Maersk continúa manteniendo doble escala, descargando la mayoría del pescado congelado en Guixar y la piedra en Marín. Líneas como MSC, han ido cubriendo el hueco que dejó libre la naviera danesa. Pero su ausencia se nota.
 La Autoridad Portuaria reconoce que la herida sigue ahí aunque también constata que no ha ido a más, sino al contrario. De hecho, hay opciones que Maersk acabe volviendo a concentrar toda su actividad en Guixar tras el acuerdo histórico alcanzando por las empresas viguesas con los estibadores, que reduce de forma sensible el peso de los costes laborales, claves en la operativa portuaria. Sin embargo, hay prudencia porque la naviera no anuncia sus planes y se limita a ejecutarlos cuando lo considera oportuno. Y de momento, no contempla cambiar su organización. Marín, además ha realizado un importante esfuerzo para poner al día sus instalaciones y contempla incluso ampliar sus líneas de atraque y superficies. La terminal marítima que gestiona la empresa Pérez Torres Marítima -que también opera en Guixar- ha realizado fuertes inversiones para captar más tráfico y tiene como meta alcanzar los 100.000 contenedores al año, objetivo que no ha conseguido. No renuncia en absoluto a que Maersk también descargue el pescado congelado en sus muelles. Hoy mantiene la doble escala, una en Vigo, la más importante, pero nada hay seguro. Según Termavi, la empresa que gestiona Guixar, la media de contenedores que se han desviado de Vigo a Marín asciende a 25.000 al año en números redondos, lo que equivale al 15 por ciento del total, unos 90.000 en el acumulado desde 2016. Una auténtica sangría. 

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