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Cuatro edificios con pasado y futuro

la Artística, hoy una ruina
photo_camera la Artística, hoy una ruina

La Artística, el teatro Fraga, Alfageme y la Panificadora afrontan una renovación completa que dejará atrás cualquier amenaza de demolición completa. Son edificio llenos de historia que también cuentan con futuro.

Hoy en día La Artística es una ruina completa, justo desde el cierre de la actividad en el pasado siglo. Pero el edificio continúa en su sitio, entre las calles Coruña y Soler, y ahora con un propietario convencido de sus posibilidades urbanísticas. La firma Inveravante, del Grupo Jove, es la propietaria de La Artística, como también del Cordelerías Mar, del edificio Ribas y de la parcela anexa en Marqués de Valladares, y también con otra de sus empresas del nuevo hotel Samil. Un portavoz de la firma coruñesa señaló que en La Artística se está a la espera de su desarrollo urbanístico, igual que en los otros casos, donde ya hay resultados a la vista, apoyándose en una modificación puntual del Plan General o en la ordenación provisional, que permite a promotores privados remitirse a las directrices del anterior Plan, anulado por los tribunales. La Artística tiene dos elementos de obligada protección en su condición de edificio icónico de la arquitectura industrial viguesa: el antiguo taller mecánico de la calle Coruña 27, y la fachada de  Soler 2. El Grupo Jove prevé su desarrollo mediante alguna de las figuras disponibles.

TEATRO FRAGA

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La joya de la corona de la arquitectura viguesa lleva casi 20 años cerrada desde el fin de su actividad como cine -2001- y al menos 12 vacía tras quedarse a medias la reforma integral realizada por César Portela de cara a su transformación en centro cultural. Como es sabido, la crisis de las cajas gallegas frustró esta iniciativa. En 2018, el presidente de Abanca, sucesora de Caixanova y Novagalicia, anunció que tenía entre manos una solución. Un año después la explicó: Abanca planea un proyecto que “nos tiene muy ilusionados y promete mucho” para el teatro Fraga, aseguró Juan Carlos Escotet. Está en la línea de la obra social y de “una oferta que cubra el vacío en temas de educación financiera”, quizá en el ámbito de la universidad privada que promueve Abanca. Fuentes de la entidad indicaron que se está trabajando  para presentar el proyecto y dar uso al edificio.

ALFAGEME

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La antigua conservera está en el centro de los debates sobre su porvenir, aunque hay una conclusión: el edificio racionalista de Gómez Román se mantendrá en su totalidad. Alfageme acabó cerrando hace una década tras un último propietario que parecía más interesado en el desarrollo urbanístico de la parcela que en producir conservas de calidad. La firma acabó en proceso concursal en 2010 -tras 100 años de actividad- y en manos de los bancos, que también cambiaron de nombre y dueño. Ahora  Abanca lleva la batuta. Su portavoz destacó a este diario los trabajos de conservación en marcha para mantener el edificio en las mejores condiciones y señaló que se hará un desarrollo urbanístico cuando esto sea posible. Abanca tiene a  Aliseda Inmobiliaria de socia. Pese a la vigilancia, hubo algunos asaltos y la propiedad no quiere que se pierda el patrimonio. Aliseda está controlada en un 51% por el fondo inversor norteamericano Blackstone y en un 49% por el Banco Santander tras la disolución del Banco Popular. Dicho fondo apostaba por recuperar la propuesta residencial existente hasta la caída del Plan General de 2008 En 2016 Abanca, Banco Gallego y Popular se hicieron en subasta con las instalaciones por 11 millones. La parcela  tiene algo más de 14.000 metros e incluye la fábrica (4.000 metros), tres almacenes por 3.400 metros cuadrados; una casa de 140 metros y otra de planta baja que tiene unos 120 metros.

PANIFICADORA 

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La Panfiicadora sigue en manos de la firma Promociones Montelouro SL, que pide 23,4 millones a Concello y Zona Franca, instituciones promotoras de un proyecto integral. En marzo, Urbanismo aprobó provisionalmente la modificación puntual del Plan Especial del Casco Vello para adaptar el complejo a otros usos que no serían ya residenciales. El siguiente paso será aprobarlo en pleno. Ahí se podrá comenzar el desarrollo de La Panificadora. Se mantendrá la huella de la rúa Santiago y son elementos a conservar los silos, el edificio principal, el almacén y el edificio de Falperra. ¿Qué será una vez completada la compra y el cambio urbanístico del entorno? Hay varias ideas para un multiusos con oficinas de entidades sociales y servicios, así como usos sociales, culturales y de ocio por definir. 

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