Desequilibrio en Vigo: los mayores son ya un 30% más que los jóvenes

Jóvenes y mayores vigueses, ayer compartiendo espacio en el espigón del puerto deportivo del Náutico.
photo_camera Jóvenes y mayores vigueses, ayer compartiendo espacio en el espigón del puerto deportivo del Náutico.
En solo diez años la pirámide demográfica ha dado un giro. En España acaba de darse por vez primera que hay más mayores de 65 que menores de 20

España tiene desde este año por vez primera más personas mayores de 65 años que menores de 20, con lo que se “homologa” a otros países europeos como Portugal, Alemania o Italia que pasan por el mismo problema. En el caso nacional se trata de una diferencia mínima, pero cualitativamente importante por lo que supone de confirmar el envejecimiento espectacular de la sociedad española, y sus consecuencias en todos los órdenes. Algo que se conoce perfectamente ya en Galicia y también en Vigo: lo que para la media española se ha convertido en una novedad no lo es para Vigo, donde dicha barrera se superó hace algún tiempo, y con enorme rapidez: de hecho, hace diez años ambos grupos estaban empatados, pero en el último censo, de 1 de enero, las cosas han cambiado y mucho, a peor. 

 

 

En 2013, había en Vigo un total de 54.348 personas de más de 65 años, la edad clásica de la jubilación, mientras que los menores de 20, es decir, jóvenes que están estudiando eran unos pocos más, un total de 54.420 según los datos extraídos del censo municipal de ese año. Desde entonces, la caída en picado de la natalidad y la mayor longevidad (Vigo tiene ahora 83,3 años de esperanza media de vida, más las mujeres que los hombres, y avanza a un ritmo de un año más cada lustro) ha provocado que la pirámide demográfica haya claudicado definitivamente. Según los últimos datos oficiales, en Vigo habría ahora 69.210 mayores de 65 y tan solo 52.418 menores de 20. Es decir, en estos diez años la cúpula de la pirámide ha crecido en torno a un 30 por ciento mientras la base se ha reducido en un 5 por ciento, lo que augura que en los próximos diez años la situación no solo no mejorará sino que se acentuará dramáticamente, trasladando a Vigo la conclusión de todo ello,  que ya pasa en el interior de Galicia: hay más jubilados que trabajadores activos. De momento, los mayores de 65 son ya el 23 por ciento de todos los vigueses, y la proporción no ha dejado de crecer.

Lo más sorprendente es la rapidez con que se ha producido el vuelco, en tan solo una década. Vigo a este ritmo tiene un futuro dramático, salvo un inesperado cambio radical en cuanto a la natalidad, lo que parece poco probable, vista la tendencia a la baja: en 2022 se marcó el mínimo histórico, con un mínimo repunte en la maternidad del Álvaro Cunqueiro que se compensó con la caída en picado de nacimientos en la sanidad privada. Además, las madres viguesas son ya minoría, por lo que más de la mitad de los niños que nacen en Vigo acaban siendo vecinos de alguno de los 27 ayuntamientos del área metropolitana. Solo la llegada masiva de inmigración puede reducir el impacto: en este sentido hay buenas noticias, ya que en este 2023 se alcanzó el número más alto de extranjeros censados, más de 23.000, con un crecimiento continuo en especial por la llegada desde Venezuela y Colombia, ahora los principales puntos emisores. Esta población aporta juventud y ganas de formar familias, pero todo ello pasa por la estabilización laboral.

Las proyecciones demográficas apuntan a un mayor desequilibrio entre generaciones

Sobre esta situación a nivel nacional hizo un informe la prestigiosa fundación Funcas de estudios económicos donde concluyó que el creciente desequilibrio en el tamaño de las generaciones de mayor y de menor edad supone un desafío para la solidaridad intergeneracional, con importantes implicaciones a nivel económico, social y político. España es un buen ejemplo de esa tendencia demográfica. Si en 2012 la población de 65 o más años suponía el 17,4% de la población, en 2022 ya superaba el 20%. En cambio, la población menor de 20 años cayó en 2022 hasta el 19,2%, tras años estancada en torno al 20%. Es decir, la proporción de población mayor de 64 años en España ya sobrepasa a la de menos de 20 años, algo que ya ha ocurrido en Alemania, Italia y Portugal, entre otros países europeos, señala Funcas, fundación nacida de las cajas de ahorros.

Las proyecciones demográficas apuntan hacia un mayor desequilibrio entre generaciones en las próximas décadas, lo que plantea un reto en la medida en que los colectivos de los que se esperan comportamientos solidarios –es decir, de cooperación y generosidad mutuas– tienen recursos que los sitúan en posiciones muy diferentes. Hoy día, las generaciones mayores son las que absorben más parte de la renta nacional canalizada por los Estados del bienestar europeos. También suelen ser las que disponen de más patrimonio financiero e inmobiliario y por su peso demográfico son actores determinantes de los resultados electorales.

Desde 2013, la renta por persona y unidad de consumo más alta se da en el grupo de personas mayores de 64 años, que también presenta, desde 2010, el riesgo de pobreza o exclusión social más bajo. Las generaciones que extraen de forma mayoritaria sus rentas de las pensiones públicas tienen una mejor posición económica que el resto de generaciones, no solo mejor que las que están fuera del mercado laboral (como los menores de 16 años), sino también que aquellas en edad laboral (16-64 años). Estos datos trazan un contexto más favorable a la tensión que a la solidaridad intergeneracional. Sin embargo, en el caso español no se observa conflicto, lo que puede deberse a las estrechas relaciones entre generaciones de las familias españolas. 

Te puede interesar