En solo un año, el mapa de la criminalidad en Vigo deja un mal balance en uno de los barrios más populares y tranquilos, As Travesas. Dos de los tres crímenes registrados en la ciudad, el peor dato desde 2016, tuvieron lugar en el entorno de la plaza de América y se saldaron con tres muertes. El primer homicidio se producía en un piso de la calle Areal, mientras que los otros dos en sendas viviendas de las calles Álvaro Cunqueiro y Zamora. Son los casos más graves ocurridos desde diciembre del año pasado, un periodo en el que también hubo un atraco a mano armada en una sucursal de la avenida de Camelias, en el mismo círculo de influencia.
Las detenciones policiales y la propia estadística de Ministerio de Interior que sitúan a Vigo como el municipio de Galicia donde más crecieron las infracciones penales en seis meses con un 40%, permiten situar zonas de concentración de delitos en función de su tipología. Aún así, la tasa de criminalidad no está disparada y se sitúa muy pareja a la media nacional.
La situación ha variado respecto a décadas atrás, donde Cabral, Calvario, Coia o Casco Vello eran zonas especialmente conflictivas por la presencia de tráfico de drogas y de prostitución en las calles. La revitalización del barrio histórico y los planes del Barrio do Cura han reducido las intervenciones en ese centro de la ciudad, mientras que la Policía ha concentrado sus actuaciones contra el “trapicheo” especialmente en narcopisos en el entorno de la calle Aragón, donde además se registraron dos apuñalamientos relacionados directamente con esta actividad, así como en la avenida de Galicia en Teis o en A Doblada. La diferencia es clara con la delincuencia de finales del siglo pasado, mucho más activa. Ahora, se genera en puntos concretos, llamados “puntos negros”, donde se dirigen los principales operativos policiales.
Las agresiones y delitos sexuales, los que más han crecido en los últimos años, han desaparecido prácticamente de la calle y se concentran bien en el entorno familiar, bien en viviendas. Dos de ellas, supuestamente grupales, todavía en investigación judicial, se produjeron en un piso de Torrecedeira y en otro de Travesía de Vigo, mientras que una tercera, en grado de tentativa de un único individuo pero presuntamente anulando la voluntad de la denunciante, en Castrelos.
El pleno centro vigués, el entorno de Areal, Urzaiz o Santiago de Vigo no se libran de las intervenciones policiales. De hecho, es uno de los puntos críticos en cuanto a reyertas o peleas multitudinarias, algunas con armas blancas, en ocio nocturno, que han derivado en cerca de una decena de detenciones en lo que va de año. En cuanto a los asaltos en viviendas, las parroquias de Coruxo, San Miguel de Oia o San Andrés de Comesaña siguen siendo zonas de alto riesgo para las bandas de asaltantes que también han dado “palos” en el casco urbano desde Plaza de Compostela a Colón, Venezuela. Otro tipo de robos, los de vehículos, llevaron a la detención de varios individuos en la zona de Florida, mientras que en cuanto a los robos violentos en la calle, la mayoría se produjeron en el entorno del Calvario, al tiempo que en Coia y Candeán se produjeron otros dos atracos a bancos, tres a mano armada con botín superior a 150.000 euros en el último año.
Temor incendiario en la calle Gregorio Fernández
El incendio de un contenedor en la madrugada de ayer en la calle Gregorio Fernández, en el mismo lugar donde ya fueron quemados otros cinco en los últimos tres meses y medio ha levantado temor entre los vecinos. Según comunicaba un residente, creen que puede haber un pirómano en la zona y piden mayor vigilancia. Recordaba cómo además de la quema continuada de contenedores en el mes de agosto pasado se producía un incendio en un edificio cercano que se saldó con tres personas heridas. Tuvieron que ser atendidas por inhalación de humo. La Policía y los bomberos sospechaban que podría haberse tratado de un incendio intencionado, que comenzó en un almacén de un bajo comercial y se extendió a cuatro plantas del inmueble.